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Un libro pertinente

Con respecto a los alimentos se recuerda que el cerebro “creció cuando comenzamos a comer alimentos energéticos, aunque no fueran cocinados

10 de marzo de 2021 Por: Benjamin Barney Caldas

‘La vida contada por un sapiens a un neandertal’ es un libro muy interesante por los personajes importantes y hechos que menciona y lo que se aprende, y muy pertinente para el futuro del homo sapiens en el planeta Tierra, considerando la urbanización, la sobrepoblación y el consumismo que llevan a la amenaza del cambio climático. Además es muy grato de leer por los lugares que se visitan, los paisajes que se admiran, los diálogos que se realizan, las vestimentas que se critican, y las comidas (que dan hambre) por las bebidas y platos que se describen, las charlas que las acompañan, las gentes presentes y los locales en que se realizan; comidas que evocan el placer de hacerlo en España.

Sus autores son Juan José Millá (Valencia, 1946) y Juan Luis Arsuaga (Madrid, 1954); el primero es un escritor y periodista, colaborador de El País y de la Cadena SER, y el segundo es también escritor, y catedrático de Paleontología, y desde 1982 miembro del equipo de investigación de los yacimientos de la sierra de Atapuerca, en la provincia de Burgos, que contienen algunos de los restos de seres humanos más antiguos de la Península Ibérica. Y es un acierto haberlo escrito como una serie de agradables cuentos, lo que permite que la divulgación científica esté al alcance de los lectores comunes, y el que se puede convertir en toda una novela si escriben el segundo libro que prometen.

Sus diferentes temas ocupan varias páginas cada uno pero algunos se resumen en párrafos como los siguientes respecto a las ciudades y su arquitectura: “En el ágora empieza el pensamiento, la comunicación, la política, el mercado, la economía. Es la negación de la naturaleza, es el no-campo. Lo primero que te debes preguntar de una cultura es si tiene espacios públicos. De ser así, se trata de una civilización en el sentido contemporáneo del término. En caso contrario, es una agrupación” (p. 88). “Nosotros, en cambio, como el resto de los primates [al contrario de los perros que son muy olfativos], nos representamos el mundo en forma de imágenes. Literalmente, imaginamos” (p. 99).

Con respecto a los alimentos se recuerda que el cerebro “creció cuando comenzamos a comer alimentos energéticos, aunque no fueran cocinados. La carne te la puedes comer cruda, como los leones, cuyo aparato digestivo es corto. El de todos los carnívoros lo es” (p. 201) y que “la leche tiene proteínas, grasa y glucosa, es decir, todo. Es el alimento más completo [pero hay] gente que tiene intolerancia a la lactosa […] Es gente normal. No ha mutado. [Concluyendo que] el hambre está en la trastienda de todo. Ha sido el gran problema de la humanidad” (p. 197) y aprovecha para recordar que “el invierno es la peor de las enfermedades [y] de ahí la importancia de los excedentes” (p.199).

Al terminar el libro no queda otra cosa que desear/pensar en un homo sapiens, plus, una nueva mutación de la especie que genere individuos que piensen más y no que apenas crean, que sean altruistas, que protejan y disfruten de la naturaleza, que respeten a los otros y demanden que los otros los respeten a ellos sin recurrir a la violencia, que no discriminen al otro género, que hagan lo que amen y no que apenas traten de querer lo que hacen, que controlen y sean responsables de su descendencia, que no consuman más de lo que necesitan, en fin, que colaboren para que la esperanza de vida se acerque más a la longevidad de la especie, y que esta se extienda para poder gozar más.
Sigue en Twitter @BarneyCaldas

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