El pais
SUSCRÍBETE

Simetría, interacciones y unificación

La búsqueda de una teoría del todo se basa en estos tres aspectos y lo mismo se podría decir de la de una buena arquitectura.

12 de diciembre de 2018 Por: Benjamin Barney Caldas

La búsqueda de una teoría del todo se basa en estos tres aspectos (Rafael Andrés Aleman Berenguer, ‘En busca de la teoría del todo’, 2016, p. 11) y lo mismo se podría decir de la de una buena arquitectura. La simetría ya está presente en el tratado de Vitruvius, tanto en la función (utilitas), la construcción (firmitas) y la forma (venustas), la conocida triada más el emplazamiento del cual incluso escribe más, a los que hay que agregar la proyectación. Y por supuesto esos cinco temas interactúan pero es su unificación la que permite su aporte a la ciudad. En conclusión, el caos urbano se da por la falta de unificación, interrelaciones, simetría, o, como en Cali, su suma, la que en verdad es una resta.

La simetría ya está en el emplazamiento, función, construcción y forma, pero igualmente en la proyectación. Por ejemplo cuando se presentan alturas similares a los lados de un monumento más alto; o cuando existe un equilibrio entre diferentes usos de tal manera que olores, ruido e imágenes de uno no resulten ‘ajenas’ al otro; o en la construcción pues las estructuras simétricas son más estables; y desde luego en la forma aunque siempre debe existir algo que impida que sea absoluta. Todo lo anterior es precisamente lo que exige cierta simetría en la proyectación de los edificios y los espacios urbanos públicos que conforman, a diferencia del diseño de objetos unifuncionales como un carro.

Las interacciones entre esos cinco temas (la conocida triada de Vitruvius más el emplazamiento y la proyectación) están presentes en todos los edificios, ya sean privados o públicos, que son los que conforman los diferentes espacios urbanos de las ciudades, como lo son sus calles, avenidas, plazas, parques y zonas verdes; y desde luego están matizadas por sus simetrías. Mucho más de lo que comúnmente se cree, lo que en ciudades como Cali lleva a la miopía de realizar planes viales independientes de los de usos del suelo, índices de ocupación y construcción y alturas, cuyas normas se cambian frecuentemente o sencillamente no se cumple.

Pero es la unificación formal, que constituye una tradición que hay que reinterpretar, la que permite una interacción formal entre imágenes que no son simétricas, evitando así el caos visual propio de la mala arquitectura. Esa que es del todo asimétrica o simétrica, que no interactúa con las construcciones vecinas llevando a una fatal falta de unidad en su uso, función, forma y emplazamiento en la ciudad, producto de una proyectación miope, sorda e insípida característica de esos arquitectos que miran imágenes engañosas en las revistas pero que no ven la realidad de lo que los rodea y por tanto no les importa configurando un vergonzosa falta de ética profesional.

En conclusión, el caos urbano se da por la falta de unidad, interrelaciones o de simetría en alguno o todos los cinco temas de la arquitectura, pero como dijo Steven Weinberg: “Una de las esperanzas persistentes del hombre ha sido la de encontrar unas cuantas leyes simples y generales que pudiesen explicar por qué la naturaleza, con toda su aparente complejidad y variedad, es como es.” (citado por Aleman Berenguer, p.123), y lo mismo se podría decir de la arquitectura. Pero igual que el universo sólo interesa a científicos y filósofos, profesionales o no, las ciudades y su arquitectura sólo interesa a los ciudadanos, los que en las que han crecido tan rápido como Cali, son escasos.

Sigue en Twitter @BarneyCaldas

AHORA EN Benjamin Barney Caldas