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Estambul

Viajar de acá a Estambul es sentirse como de allá al recorrer en verano la Istiklal Caddesi, desde la Plaza Taksim, subir a la Torre de Galata e ingresar al Palacio de Dolmabahçe

16 de diciembre de 2020 Por: Vicky Perea García

La ciudad de los tres nombres, de Bettany Hughes, de 2018, es la historia de Byzantion (c. 660 a. EC), Byzantium, Constantinopla y Kostantiniyye, capitales de los imperios Romano (330-1204), Bizantino (1261-1453), Latino (1204-1261) y Otomano (1453-1922), y, ya Estambul, centro histórico, cultural y económico de la República de Turquía (1922- ).
Confluencia de Europa, Asia y África y sus urbanismos, arquitecturas, y paisajismos; escultura, pintura, música, danza y literatura; pensamientos, creencias, enseñanzas, políticas, gobiernos y ejércitos; economías, técnicas, artesanías, cultivos y ganaderías; tradiciones, costumbres, usos, comidas, bebidas y vestuarios; y de la barbarie del humano.

A partir del Siglo XVI no poco de lo anterior llegó de Constantinopla al Nuevo Mundo a través del Al Andaluz, principalmente al Caribe y la Nueva Granada. Viajar de acá a Estambul es sentirse como de allá al recorrer en verano la Istiklal Caddesi, desde la Plaza Taksim, subir a la Torre de Galata e ingresar al Palacio de Dolmabahçe; recorrer el Cuerno de Oro, y cruzarlo y entrar al Gran Bazar y al de las Especias, desear quedarse en el patio del harem del Palacio de Topkapi, visitar la Mezquita Azul y Hagia Sophia, una de las obras más importantes de la arquitectura mundial; recorrer el estrecho del Bósforo; y pasar a la parte oriental de la gran ciudad, ya en Asia; y hay mucho más.

Como dice Bettany Hughes, “Los ríos vienen moldeando desde muy antiguo la experiencia de los seres humanos (p. 194) y Estambul cuenta con un paisaje intrínsecamente espectacular (p. 297) pues al contrario de tantas ciudades en el mismo plano de los mares o ríos donde se encuentran, o de las andinas a lo largo de las cordilleras o alrededor de los cerros, Estambul está en el promontorio de Sarayburnu en el estrecho del Bósforo, entre el mar de Mármara y el Negro, compartiendo, igual que Rio de Janeiro, ambos paisajes en un horizonte abierto: el agua que la rodea y cruza, y las siete colinas sobre las que se perfilan y los alminares de sus muchas mezquitas y la gran cúpula de Hagia Sophia.

La fundación de Bizas fue parte del surgimiento de las ciudades en Asia y Europa en los siglos VII y V a. EC, en las que ciudadanos corrientes podían acceder al comercio y los mercados independientemente de su origen social y al margen de sus gobernantes y sacerdotes, encontrando la ocasión de hacer y poseer más cosas y entender que era necesario comprender mejor el mundo si se quería vivir mejor en él (pp. 63 y 64). Es el anhelo de compartir ideas lo que lleva a ciudades capaces de establecer lazos entre pueblos y personas (p. 114). Como dice Hughes: “Podría tenerse la impresión de que somos animales de costumbres pero nos encanta lo inesperado y lo novedoso” (p. 172).

Con 15 millones de habitantes Estambul, bella ciudad construida/destruida y modernizada desde inicios del Siglo XX, es de las más pobladas del mundo, la mayor de Europa, y centro histórico, económico y cultural de Turquía, de población musulmana y minorías cristianas y judías. Es una de las ciudades más importantes de la historia y centro del mundo, rodeada y cruzada por el agua, comercio, política, gentes, lenguas, conocimientos e ideas. “Nuestra” y “ajena”, como la define Bettany Hughes, y “cuando hacemos lo que le resulta más natural al animal nómada que somos: viajar […] conocer Estambul es percatarse [de] que somos, de facto, ciudadanos del mundo (pp. 734, 739 y 741).

Sigue en Twitter @BarneyCaldas

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