Miedo ambiente

Arde Australia y los koalas, los canguros y demás especies yacen incinerados dejando a su paso tierras arrasadas. En Chile, California y el Amazonas, crepita el fuego y las cenizas ensombrecen campos y ciudades. Las siembras de papa, fríjol, arvejas y los pastos en la sabana cundiboyacense, amanecen congelados. Este desastre nos advierte que es la antesala del Apocalipsis ambiental.

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Y mientras, los sociópatas que detentan el poder como Trump, el primer ministro de Australia, Scott Morrison, el presidente Bolsonaro de Brasil, y aquí en nuestro país un gobierno que insiste en imponer el fracking y la aspersión aérea, hacen caso omiso a la campaña de Greta Thunberg, la niña sueca que representa a los que claman por parar el atropello a la Naturaleza y a las especies que conviven en ella.

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En Colombia hay que señalar a los grandes depredadores de nuestro ecosistema: Eln, Farc y el narcotráfico. En Caquetá violaron los ríos sagrados de las etnias indígenas para extraer el oro, al Cauca lo invadieron de cocaína, en la selva amazónica arrasaron centenares de hectáreas para convertir en madera negociable sus árboles milenarios. Y el gran pecado del Eln: los ataques a la infraestructura petrolera, que envenenó los ríos, mató los peces y los campesinos ya no beberán sus aguas, ni podrán sembrar el pancoger. Cuánta desolación con la bonanza marimbera en la Guajira.

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El caso de Hidroituango refleja la soberbia paisa que en aras de liderar la producción de energía nacional, no midió las consecuencias del desastre ecológico y humano de este monstruo que insisten en revivir.

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La recién posesionada ministra de Ciencia y Tecnología, la bióloga Mabel Torres, nacida en Bahía Solano, que se atrevió a decir que no estaba de acuerdo con el fracking y con la aspersión aérea de glifosato. ¡Ahí fue Troya! Los aguerridos parlamentarios del CD, José Obdulio Gaviria, Paloma Valencia y Ernesto Macías, la descalificaron de inmediato, a través de sus cuentas de Twitter.

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Recuerdo hace más o menos 20 años que un biólogo norteamericano de visita en Cali, me dijo: “Si los cultivadores de caña de azúcar del Valle no buscan otras alternativas, a la vuelta de dos o tres décadas, estas fértiles tierras, serán un desierto”.

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Si no paramos esta destrucción lenta pero inexorable, las próximas generaciones no conocerán el potencial y gran riqueza en especies de aves, ni las abejas producirán la miel por las fumigaciones letales que frenan la cadena polinizadora, ni las mariposas saldrán de sus capullos, ni las ballenas inmigrarán a Buenaventura para dar a luz a sus ballenatos.

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Posdata: Cuántas personas cercanas nos han dejado al finalizar 2019 y al comenzar del 2020: Florencia Rengifo y su hijo Alejandro Borrero, Timmy Ash, Gabriel Barberena, Beatriz Escobar y Germán Holguín. Me uno al dolor de sus familias.