El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

Guerra sucia

Estas elecciones para Alcalde de Cali tienen un trasfondo fétido, donde cada...

12 de agosto de 2011 Por: Beatriz López

Estas elecciones para Alcalde de Cali tienen un trasfondo fétido, donde cada candidato es víctima de lo que los gringos llaman ‘character assassination’, y del cual Obama fue un ejemplo, cuando los republicanos se dedicaron a escarbar su vida, su pasado y un aparente lado oscuro ideológico para descalificarlo ante la opinión pública. ***Y eso es lo que está sucediendo en Cali con la extensa baraja de candidatos que, en lugar de hacer propuestas de gran contenido para el rescate de una ciudad que perdió su identidad y su norte, están todos en la misma barrena, atascados, compitiendo entre ellos por unos lugares comunes que dan pena. ¿Por qué no aprenden de los Peñalosa, Petro, Luna, Galán y Parody de Bogotá? ***De la guerra sucia, manipulada por oscuros hilos, no se salva ni Rodrigo Guerrero, candidato que creó demasiadas expectativas y que hoy parece sufrir el mismo síndrome de estancamiento que sus antecesores: Sigifredo López y Milton Castrillón. Estos dos, enredados también en procesos que los inhabilitan. ***Veamos qué pasa con Guerrero: además de un asunto aparentemente menor, que fue el no pago del alquiler de una mina por $115.000, la Procuraduría lo inhabilitó por cinco años para contratar con el Estado. En caso de ganar las elecciones, ¿Guerrero tendrá que nombrar alcaldes ad-hoc para firmar cualquier contrato? Y eso no es todo, el tema de Termoemcali lo persigue como un karma y otros asuntos que irán sacando los prestidigitadores de la guerra sucia para desprestigiarlo, entre otros, su pasividad como concejal en la aprobación de las megaobras y su silencio en el caso de los guardas cívicos. ***Pero mientras Guerrero da la sensación de estar blindado, Milton Castrillón, candidato con el aval de los cacaos del Partido Conservador, Villegas, Holguín, etc., está más enredado que un caldo de anzuelos. La Procuraduría lo tiene en la mira a raíz de la autorización para ubicar unas bombas de gasolina cuando se tramitaban fichas normativas en el POT. Entonces era concejal. Las bombas no se autorizaron, pero quedó un cabo suelto: dinero que no se devolvió. Por ahora, sólo tiene una sanción disciplinaria, aunque abogados sostienen que allí hubo cohecho. ***Sigifredo López, candidato del Partido Liberal, ha sido satanizado con el rumor permanente de que tiene nexos con las Farc y de que fue él quien entregó a sus compañeros de la Asamblea durante el secuestro masivo, cuyo doloroso epílogo fue su muerte en la selva y de la cual él salió ileso. Un guerrillero desmovilizado acaba de dar testimonio de que fue manipulado por una Fundación X para que diera tal versión ante la Fiscalía, a cambio de asilo en el exterior para él y su familia. Como no le cumplieron, confesó que todo era falso. Sin embargo, Sigifredo tampoco se escapa de la guerra sucia y hay más de un enemigo que afirma tener varios guardados en su contra. ***Como van las cosas, a este ambiente enrarecido de las elecciones se suma el silencio de los jefes de los partidos. Nadie dice nada, ni Villegas ni Dilian ni Pardo. Nada raro sería que la elección de alcalde de Cali sea posible con 90.000 votos. Por ejemplo, María Isabel Urrutia, avalada por el Polo, a quien Alexánder López está vendiendo entre las negritudes de Aguablanca como la representante de una raza, víctima de la exclusión y del racismo de las clases privilegiadas. ¿Dejará Cali nuevamente su destino en manos de la improvisación?