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El toque de trompeta

No asistí a los eventos deportivos de los Juegos Mundiales por estar...

9 de agosto de 2013 Por: Beatriz López

No asistí a los eventos deportivos de los Juegos Mundiales por estar en vísperas de una intervención quirúrgica, pero me gocé en la televisión el despertar de una ciudad que estaba mustia, marchita, con la autoestima por el suelo. Cali recobro su identidad lúdica, su espíritu alegre y festivo, su comportamiento cívico, su hospitalidad y su sentido de pertenencia.***Como olvidar ese Estadio Pascual Guerrero el día de la inauguración lleno a reventar, donde una masa eufórica vitoreaba las delegaciones, para desbordarse con el desfile de los colombianos con sus sombreros vueltiaos, la rechifla a Santos, el rechazo al discurso oportunista de Angelino, la interpretación del Himno Nacional de la soprano de Buenaventura subida en zancos, los juegos pirotécnicos y la locura demencial con el otro himno nuestro: Cali Pachanguero. Inolvidable.***Poco a poco la ciudad fue tomando el nuevo ritmo, el que habíamos perdido: el Cali de mediados de año, donde la temperatura aumenta, el cielo se viste de azul y de rosados fucsia, las buganvilias florecen, y llega la brisa de la tarde que levanta el ánimo y las faldas. Por la calle se veían los tiernos zumos comiendo cholados, deportistas de los países visitantes comprando artesanía en la Loma de la Cruz, mientras en los escenarios deportivos no cabía un alma, incluso en disciplinas desconocidas para los caleños. Para todos hubo aplausos.***Como olvidar la competencia de baile deportivo en la Plaza de Cañaveralejo, donde Adriana Ávila y Jefferson Benjumea, dos pelados caleños, le arrebataron la medalla de oro a monstruos del baile europeo como los checos, con ese ritmo sincopado que quita la respiración, de las nuevas generaciones del Cali marginal. Lo importante es que gracias a Gloria Castro, a Delirio y a las innumerables escuelas de salsa, muchos jóvenes de zonas deprimidas de la ciudad han encontrado el camino para salir de la violencia y del marginamiento.***También será memorable la clausura de los Juegos: el toque de trompeta de José Aguirre, interpretando el Himno Nacional y 35 mil personas coreando, las palabras del viejito Ron Froelich, presidente de la Organización de Juegos Mundiales, con su divertido discurso en español, luciendo sombrero vueltiao y guayabera. Los pequeños de las Sinfónica Salsera Juvenil tocando el violín, acompañados de los bailarines chiquitos con sus pasos endemoniados. ¡Ah! y el discurso exultante de Rodrigo Guerrero. Parecía otro. La magia de esos días no solo contagió a los caleños, también a su Alcalde.***Entretanto: Se rumora en los círculos políticos la preocupación de la clase dirigente por la escogencia del sucesor de Rodrigo Guerrero para la Alcaldía de Cali. Al parecer, el santo sanctorum ya no es el Club Colombia donde antes se escogían alcaldes, gobernadores y hasta senadores y representantes. Ahora es la Unidad de Acción Vallecaucana. Allí han surgido nombres como el de Rodrigo Otoya, dado su gran desempeño como director de los Juegos Mundiales, Alberto Hadad, secretario de Transporte; Esteban Piedrahíta, nuevo presidente de la Cámara de Comercio de Cali; Susana Correa y Clara Luz Roldán, que tampoco lo hizo mal como secretaria del Deporte durante los Juegos.