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Compás de espera

Colombia parece reinventarse cada que un nuevo Presidente asume el poder. El...

11 de agosto de 2010 Por: Beatriz López

Colombia parece reinventarse cada que un nuevo Presidente asume el poder. El país soñó con Gaviria, cuando dijo “Bienvenidos al futuro” y despertó abruptamente con el apagón, la apertura (que acabó con el campo) y ‘La catedral’ de Pablo Escobar; renovó sus esperanzas con el “sí se puede” de Betancur y lloró con la toma del Palacio de Justicia y la tragedia de Armero; avizoró la esquiva paz con el encuentro entre Pastrana y ‘Tirofijo’ y tuvo que soportar cuatro años de distensión en el Caguán y el fortalecimiento de la guerrilla. Ni hablar de Samper. ***Uribe tocó trompetas de guerra (sonaron hasta el último día de su mandato), arrinconó la guerrilla y los colombianos perdieron el miedo a recorrer las carreteras del país, pero… borró con el codo el primer periodo y en aras de su segunda reelección dejó inútiles confrontaciones con las Cortes, los países vecinos y con todos aquellos que se opusieron a su poder mesiánico. Pero lo más imperdonable de Uribe fue la polarización en que dejó el país. Quedan odios exacerbados entre familiares y contendores políticos. Exigía una incondicionalidad absoluta a sus subalternos, hasta el punto de que Pacho Santos no vaciló en criticar a su primo, por el nombramiento de Vargas Lleras.***El nuevo amanecer que anunció Juan Manuel Santos, después de recibir el collar y el bastón de los mamos y líderes indígenas de la Sierra Nevada, como símbolos de su compromiso con la Madre Tierra, llenó de esperanzas al pueblo colombiano. Ojalá que todo lo que prometió en su discurso de posesión se cumpla. La reunión del lunes con los miembros de las altas Cortes y el encuentro en Santa Marta con Chávez, dejan una sensación de distensión y no de permanente zozobra. Lo que preocupa es la voluble personalidad del Presidente venezolano. Ya sabemos que puede pasar en un instante de la melosería al agravio. ***Queda claro que el estilo de Santos es diferente al de Uribe. Me equivoqué cuando dije que el primero jamás podría sacudirse del control del segundo. Así lo haya comparado con Simón Bolívar, Juan Manuel está tomando distancias de su predecesor, por ejemplo la conformación de un gabinete técnico, muy diferente al de Uribe, que se rodeó de funcionarios tan ineficientes como el de Obras, el de Protección Social y el de un manzanillo en el Ministerio del Interior que politizó la Justicia. ***Hay que darle a Juan Manuel Santos un compás de espera. Es apenas un gesto de lealtad con el ‘viejo’ Enrique, mi inolvidable maestro, y con Enrique y Luis Fernando, sus dos hermanos, quienes, no lo dudo, estarán a su lado en los momentos difíciles.***Entretanto: La presencia de Francisco Lourido en la Gobernación del Valle devuelve al Departamento la dignidad perdida. Su labor como líder gremial ha sido impecable. Pacho es una de las reservas generacionales que le quedan a la dirigencia vallecaucana.