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Una vida de película

Un libro de amor y dolor. De ideales inalcanzables y de sueños rotos. De unión y solidaridad. Respeto y enojos.

11 de enero de 2021 Por: Vicky Perea García

Acabo de terminar el último libro de Juan Gabriel Vásquez, ‘Volver la vista atrás’, parido en plena pandemia y publicado a finales del20/20, o sea recién sacado del horno.

Sin embargo su gestación fue larga, siete años de embarazo, entrevistando, recogiendo datos, grabando charlas, logrando escarbar esas emociones ocultas dentro de respuestas verbales o pretendidos recuerdos digeridos.

Una filigrana, tejida con hilos intangibles, delicados, que no admiten puntada en falso o interpretación personal.

Porque el autor se mete en las vísceras más íntimas y más sagradas de esa familia, tocando fibras que a lo mejor nadie, ni ellos mismos, se habían atrevido por no revivir heridas invisibles, tal vez ya cicatrizadas por el tiempo, vivencias procesadas, aceptadas, como reza el título, volviendo la vista atrás para poder seguir adelante reinventándose, sin tormentos ni culpas, sino fortaleciéndose con las experiencias del pasado.

Experiencias fuertes. Dolorosas. Abruptas. Muchas no escogidas sino impuestas. Vidas caminadas durante muchos años al filo de la navaja, como si se tratara de una autopista.

La sorpresa, lo irracional o lo imposible eran el pan nuestro de cada día. Lo normal era aquello desconocido o inimaginable. Nada era imposible ni mucho menos impensable.

Una familia arrancada de sus raíces durante la guerra civil española, que se vio lanzada al vacío como un cohete sin rumbo de un momento a otro. Amenazas, persecuciones, arrojándose al exilio incierto, huyendo hacia adelante para poder sobrevivir.

Un padre herido de muerte por sus convicciones, que embiste con fiereza al mundo hostil y no cede ante el fracaso ni teme la derrota.

Al mismo tiempo un padre autárquico que no sigue consejo de nadie y arrastra a su familia como parte de su equipaje, sin preguntar jamás, llevándolos a vivir experiencias insólitas, a veces crueles o impuestas, impulsado por encontrar, a lo mejor, la utopía de un mundo diferente, sin diferencias, donde cada ser humano fuera igual.

Juan Gabriel Vázquez no toma partido, escucha, decanta, une episodios y se funde en el corazón, en los miedos, en las esperanzas y frustraciones o logros de cada personaje. Papá, mamá, dos hermanos. Se funde con ellos en ese torbellino geográfico, ideológico, emocional, aparentemente sólido pero frágil y sutil.

Como un chamán que teje a la luz de la luna y en solitario una obra de arte elaborada de hilos delgados, medio rotos, extraños, sabiendo que no puede permitirse un remiendo, ni un error. Una puntada de más o de menos destrozaría el final.

Un libro de amor y dolor. De ideales inalcanzables y de sueños rotos. De unión y solidaridad. Respeto y enojos. Una familia en busca de esa Ítaca, que solo enriquece lo caminado y promete nada en la meta, solo el deseo de seguir caminando. Ojalá sin volver la vista atrás.

La vida alucinante y de película del español Fausto Cabrera, su esposa Luz Helena, sus hijos Sergio y Marianella. El exilio. Santo Domingo. Caracas, Bogotá, China, las montañas. El teatro, el cine, las armas, los amores, los ideales, los hijos. Solo leyendo este libro podemos entender a fondo y en toda su dimensión, esa obra irrepetible, ‘La Estrategia del Caracol’.

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Posdata: ¡Chapeau!

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