El pais
SUSCRÍBETE

Prohibido prohibir

Ahora no asisten por temor a perder sus voticos y sus curules. Se olvidan que la Tauromaquia nace del pueblo profundo, del hambre.

2 de enero de 2023 Por: Aura Lucía Mera

No entiendo la rabia, el fundamentalismo y el oportunismo que se traduce en cotos políticos contra el Derecho de las Minorías. Está de moda ‘ser animalista’. Decidir que un conejo puede ser soporte emocional para alguien que viaja en avión. Ya tenemos andanadas de perros como compañeros de asiento y algunos en los pasadizos babeando e impidiendo el tránsito de las azafatas. En caso de emergencia imposible salir, quedaremos todos como perros calientes e incinerados. Menos mal descubrieron que los gatos no son soporte emocional para nadie porque entran en la categoría de felinos.
A los animalistas actúales, una generación que no sabe un pito de historia porque ni lee ni se despega del ‘wassap’, el Twitter o los famosos influencers, les recuerdo un poco la historia de la tauromaquia en Cali: Cronistas del Siglo XIX ya escriben que en la Plaza Mayor de Cali, actual Plaza de Cayzedo, todos los eventos cívicos y religiosos se celebraban con corralejas a las que asistía todo el pueblo, blancos, mestizos indígenas, sin importar condición económica o social. Y la primera plaza de toros que tuvo la ciudad se construyó en 1898, seguida después de otras diez plazas para estos eventos. En total Cali ha tenido 11 alberos taurinos. Y en los años 50 se construye la Gran Plaza de toros en Palmira a la cual acudían aficionados del norte del Valle, Popayán y Cali, por carreteras sin pavimentar y sin que fuera obstáculo alguno la cantidad de horas de conducir para ver figuras internacionales de España, México -como la aguerrida en inmortal Conchita Cintrón- y lidiadores y novilleros locales que se abrían camino en este oficio duro e irrepetible, porque “más cornadas da el hambre”.

Además, desde la inauguración de Cañaveralejo, una copa premiada por su arquitectura que desafía la gravedad, su Fundación, a pesos de hoy, ha contribuido con más de treinta mil millones de pesos en la construcción de hospitales, civiles y militares, además de ese maravilloso centro de recuperación de drogodependientes que es Caminos, sin sumar lo que le ha aportado al municipio y al departamento en impuestos.

Otro aspecto que los animalistas quieren desconocer y echar por la borda es la cantidad de empleo que genera, no solo en empleados y cuidadores de la Plaza en sí, si no el negocio de artesanos, comederos, vendedores de frutas, etc. Todo un universo que gira en torno al toro de lidia, un animal majestuoso que se remonta a Urus o el oscuro minotauro, que desde que nace está genéticamente programado para embestir, solitario, misterioso, rey de las montañas y páramos durante cuatro o cinco años, hasta el día que es escogido para su lidia.

Si el populismo prohíbe, arbitraria y sin ninguna razón que los cotos, la Fiesta Brava, las Corralejas, los gallos de pelea, la pesca deportiva, estará asesinando de un tajo miles de empleos en todo el país. Y lo absurdo, por lo menos en Cali, es que el palco al lado de la Presidencia de la Plaza, es de los concejales que hacían cola y vendían hasta su madre para que les regalaran entradas. Ahora no asisten por temor a perder sus voticos y sus curules.

Se olvidan que la Tauromaquia nace del pueblo profundo, del hambre. Los invito a conocer la vida de Juan Belmonte, El Cordobés, Lagartijo, Palomo Linares, Ángel Teruel, los Dominguín, para que conozcan sus orígenes. Y que sepan que las famosas Corridas de la Oportunidad nacieron como un movimiento antifranquista, camuflado, dirigido por Adolfo Suárez, el primer presidente de España después de la muerte de dictador, que en ese entonces era un locutor radial de izquierda que se jugaba la vida en esto.

Siempre la Tauromaquia se forma en ideología de izquierda. Ahora la misma izquierda animalista y politiquera rechaza esos orígenes y nos quieren vender “que es algo elitista, de derechas, y que esos animalitos deben desaparecer de la especie”.

Por favor señor Presidente, senadores, concejales, alcaldes, pónganse serios, y dediquen su poder, mientras les dura, en asuntos que realmente necesita este país: paz, carreteras, protección al empleo, acabar la discriminación y el racismo, no permitir más asesinatos, priorizar la educación y el agro. Dignificar al ciudadano y dejar de entremeterse en el Derecho de las Minorías.
¿Por qué no prohíben la ópera, símbolo del machismo y tragedia? ¿El boxeo que deja descerebrados sus protagonistas? ¿El fútbol que deja un reguero de muertos y heridos en su largo camino? ¿La lucha libre, el tejo que se nutre de alcohol y riñas, y tantas otras minoritarias y letales?
Respeto. Amo. Admiro y temo al toro de lidia. Su majestuosidad me intimida. Jamás un zoológico lo ha podido exhibir. Amo la tauromaquia, esa geometría perfecta entre lidiador y toro, esa danza de instantes mágicos que se viste de luces. Ese ritual sagrado que está más allá, mucho más allá de fronteras y politiquerías. ¡Un poco de sensatez no vendría mal en este arranque del 2023

AHORA EN Aura Lucia Mera