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No veo la hora

No veo la hora de que lleguen a mis manos para leerlos, releerlos, subrayarlos y gozármelos cuando arranquen caretas, revelen verdades

25 de marzo de 2019 Por: Aura Lucía Mera

La Feria Internacional del Libro de Bogotá, Filbo, se viene con toda la artillería. El país invitado es el anfitrión. Nosotros, Colombia, y nos vamos a lucir, no solo por la variedad y calidad de autores internacionales invitados, sino por las dos bombas atómicas que se lanzarán al espacio sideral de la polémica, el debate, remesarán cimientos, quitarán máscaras, destaparán mentiras, escandalizarán a unos y otros.

Se trata de ‘La batalla por la paz’ del expresidente Juan Manuel Santos, que ya, sin lanzamiento oficial ni nada, empezó a levantar ampollas.
El otro es ni más ni menos que ‘Sodoma, escándalo y poder en el Vaticano’, del sociólogo y filósofo francés Frederic Martel, quien después de rigurosa investigación saca a ventilar las verdades non sanctas y tapadas como la caca del gato del ampuloso, soberbio e intocable cardenal Alfonso López Trujillo, quien obligaba a que le tendieran alfombra roja cuando se dignaba visitar algún lugar.

No veo la hora de que lleguen a mis manos para leerlos, releerlos, subrayarlos y gozármelos cuando arranquen caretas, revelen verdades, rasguen vestiduras, escandalicen a fariseos y uribistas (tengo entendido que el Innombrable eterno ya empezó a trinar en diminutivos y agazapadito mientras piensa en “como darle en la cara”).

Me imagino desde ahora a la Cabal, la Paloma y la Correa atizando las llamas eternas para Santos y tratando de enfriar la caldera donde se debe estar fritando López Trujillo con birrete y capa de armiño. Excomulgando un Santo y salvando un Cardenal.

Gabriel García Márquez debería revivir para contarlo. Esto solo puede suceder, como si nada, en el país del Sagrado Corazón.

Dos partos de letras. Partos con pujo y sin raquídea. Partos de verdad. Como hacen los que no tienen nada que esconder, pero sí mucho que contar. Ambos con sangre. Uno de ellos ,en el intento desesperado de contener esa hemorragia de más de medio siglo y el otro untado, bastante untado, a pesar de tener vasija de mármol con jabón Pilatos, para lavarse las menos cargadas de joyas.

Felicitaciones, presidente Juan Manuel Santos. Jamás apartó ni desvió el timonel de la meta que se trazó. Siempre tuvo claro el propósito de terminar los ríos de sangre. Sacrificó todo por la Paz. Soportó insultos y vejaciones. Injurias. Calumnias. Pero jamás cedió.

Se necesitan cojones -no tres huevitos- para seguir con la frente en alto y la mirada apuntando el horizonte. Debe sentirse emocionado cuando ve cómo antiguos militanes están inventándose una nueva vida, tejiendo esperanzas, labrando futuro. A pesar de la guerra implacable, sucia y soterrada. Usted sabe mejor que nadie que le abrió a su país un nuevo amanecer.

¡La desenmascarada de López Trujillo y de esa podredumbre ensotanada y malévola que tanto daño ha causado en El Vaticano y en el mundo entero, en nombre de Dios, servirá para que los colombianos empecemos a abrir los ojos y conocer los olores fétidos que han tratado de tapar con incienso desde los altares!

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Posdata 1.
Y del abuso, violaciones, abortos y maltrato de los ensotanados a las monjas, ¿cuándo hablamos? Las sumisas hermanitas, madrecitas, ¿no se atreven a hablar?

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Posdata 2.
Los senadores y representantes a la Cámara elegidos para defender al Valle, ¿dónde están?

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