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Desde allende el mar, en tierras de España, me entero de que...

28 de mayo de 2013 Por: Aura Lucía Mera

Desde allende el mar, en tierras de España, me entero de que el Gobierno y las Farc han logrado llegar a un acuerdo, el más importante de todos, sobre el tema agrario, que era la premisa fundamental para cimentar el proceso real de paz, la premisa de la cual dependen ya todas las conclusiones.Al leer el domingo pasado en Semana, sentí algo que nunca había sentido. Una palpitación extraña en el fondo del ser, como si el corazón estrenara ritmo y el sol empujara la luna llena que iluminaba Madrid, para llenarme con una nueva luz. Sentir que estamos al fin tocando la paz, eso que ninguno de los colombianos conocemos, porque desde que nacimos, generaciones anteriores a la mía, la mía, la de mis hijos y mis nietos jamás la hemos vivido, es casi como sentir que sí se puede nacer dos veces y estrenar en un futuro, ojalá próximo, un nuevo país en el cual nos reconozcamos todos como lo que somos, como hermanos. Que los campesinos, aquellos miles y miles de hombres y mujeres que se han visto como enemigos, a matarse sin compasión, muchas veces sin saber por qué, a ver morir sus seres queridos, a verse obligados a desplazarse a otros lugares donde tienen que hacinarse en condiciones infrahumanas, aquellos hijos y nietos de una violencia continúa que no han vivido sino entre sangre, dolor y lágrimas, desarraigados de sí mismos, sin pasado, sin presente, sin futuro.Desde la conquista, la colonia, los nuevos criollos hemos vivido en una permanente guerra por la tierra. Este es el foco podrido de todas las metástasis que nos han desintegrado. Feudalismo, latifundismo y todos los ismos que se quieran en los que el resultado siempre fue el mismo. El acaparamiento de unos pocos de las grandes extensiones, con el detrimento y la exclusión de los derechos de los pequeños propietarios. Así fuimos construyendo una sociedad desigual, arbitraria, en la cual los ricos cada vez son menos, pero más ricos y los pobres son la mayoría, pero cada vez más pobres.Se está llegando la hora de mirar hacia adentro. Reconocer los ‘buenos’ todo el mal que hemos hecho. No solo con los fusiles se mata. Es con el estrangulamiento económico, con la avaricia, con la codicia, con la obsesión por el dinero sin importarnos la forma de conseguirlo. Nosotros los ‘buenos’, repito, también hemos ayudado a la guerra. Al desplazamiento forzoso. Se llegó la hora de que banqueros, alcaldes, empresarios, latifundistas, ganaderos, agricultores, constructores, gremios miremos hacia adentro, repito, y reconozcamos nuestra participación en la guerra más larga del mundo.Guerrillos, paramilitares, bracrines, población civil, ciudadanos de las ciudades y el campo. Tenemos esta única oportunidad de darnos la mano al fin. Poder mirarnos a los ojos. Poder decir desde el fondo del alma un mea culpa y escribir todos juntos una nueva y primera página de Colombia. La Colombia que todos queremos. En paz. Con menor inequidad, más oportunidades laborales y educativas. Restituir el campo a sus campesinos desplazados. Dejar las armas. Guardar los cuchillos. Ayudarnos unos a otros. No es tan difícil. Tenemos un país privilegiado en el cual cabemos todos. Con respeto. Sin rencores.Ojalá que a este importantísimo primer paso no le metan el veneno de la politiquería, ni del oportunismo ni salgan a rasgarse las vestiduras los fariseos, los que prefieren seguir tiñendo de sangre el país antes de dar su brazo a torcer, a bajarse del pódium de la soberbia, el egoísmo y el fanatismo torpe y mortal.Nace de nuevo la esperanza. ¡Si queremos todos lo podemos lograr! Lo tenemos que lograr.PD: Felicitaciones doctor Jaime Rubiano. El HUV ya lo tiene como el Capitán de ese navío. ¡Buen viento y buena mar!

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