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Gracias Rodolfo

A los 23 años tuvo un sueño. Acababa de graduarse de abogado...

2 de junio de 2015 Por: Aura Lucía Mera

A los 23 años tuvo un sueño. Acababa de graduarse de abogado economista, con especialización en Derecho Laboral. Viajó a París, que estaba saliendo de la Segunda Guerra Mundial y acababa de crear el Ministerio del Trabajo, para resucitar Francia de la hecatombe y la ruina. Siguió soñando y a las orillas del Lago Lemán, en Suiza, logró concretarlo y se embarcó en el proyecto más revolucionario de Colombia.Porque siempre creyó que la verdadera revolución no se hace con fusiles ni en el monte, ni amputando niños, ni incendiando inocentes. Que la verdadera revolución es la de los lápices, la educación, las oportunidades de trabajo, la dignificación de los oficios.Su coterráneo Raimundo Emiliani Román estaba de Ministro durante el gobierno de Rojas Pinilla quien creyó en este proyecto, y el sueño se hizo realidad. El Sena nace el 21 de junio de 1957.Estoy refiriéndome a Rodolfo Martínez Tono. A ese joven soñador que cambió Colombia y que durante casi 20 años dirigió el Sena con mano firme, verticalidad absoluta, sin permitir jamás que los políticos o la politiquería desviara los propósitos de esta institución.Curiosamente el Sena. Servicio Nacional de Aprendizaje, recibió su nombre no por las siglas que representan, sino porque Rodolfo lo bautizó de esta manera en honor del río Sena que atraviesa París, esa ciudad que le enseñó a soñar y que tanto amó.Desde su creación el Sena ha capacitado más de 20 millones de colombianos. Ha sido uno de los Institutos menos manoseados por las garras políticas, aunque desde la salida de Rodolfo, en el gobierno del doctor Alfonso López Michelsen, que quiso darle un giro diferente, algo se desvió.Rodolfo Martínez Tono, el gran revolucionario de este país de amnésicos, uno de los hombres más importantes, rectos, honestos y emprendedores, murió el domingo en la madrugada. En Cali su segundo hogar desde que formó su hogar con Ana Cecilia Lloreda, vallecaucana raizal. Partió en silencio, en busca de otros sueños, de otras Itacas.Las nuevas generaciones quizás no lo recuerden, pero más de 20 millones de colombianos le deben su educación, su formación técnica, su conocimiento y oportunidad de salir adelante en la vida, formar empresas, triunfar, a este cartagenero que recibió todas las condecoraciones y homenajes, pero que supo guardar un perfil discreto, sin hacer alarde de lo que le había aportado a su país.Nos encontramos hace dos meses. Siempre sonriente. Su mirada penetrante, su guayabera impecable. Estaba con Diego, Susana, sus nietos y su hermana María Eugenia, quien también nos dejaría pocos días después a raíz de un absurdo accidente, en su Cartagena natal.Gracias Rodolfo por haber sido un soñador terco. Gracias a tu tesón y entrega, a tu convicción de que no es matando sino educando como se transforman los seres, los países y se cierran las brechas. Este país siempre te quedará debiendo. Ojalá la historia te dé el lugar que mereces para que todos los colombianos y las generaciones que están por venir siempre tengan en su memoria tu nombre y en sus corazones gratitud .El sueño de un joven le dio un rumbo nuevo a nuestra patria. Que este sueño se contagie en La Habana y se caiga en cuenta que la paz, los cambios verdaderos, se logran con lápices y oportunidades y no con metralletas y bombas.Sobra decir que a sus hijos Diego, Patricia y Pedro los tengo en mi corazón y solo puedo decirles que seres como Rodolfo no se mueren jamás.PD: A Cali le seguirá yendo bien si elegimos bien. Si nos tragan los angelinos, los pinillas, los abadías nos vamos de nuevo, como dicen en España, de culo p’al estanco.

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