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Enterrar el odio

Si tuviéramos solo un propósito para el 2015 que nos llega y...

30 de diciembre de 2014 Por: Aura Lucía Mera

Si tuviéramos solo un propósito para el 2015 que nos llega y lo cumpliéramos, nuestra historia cambiaría. Estoy segura.Nuestra historia patria ha tenido un común denominador. El odio, la rabia y la polarización. Mucho antes de la violencia partidista que fue el disparador de todo lo que hemos vivido, ya desde la Colonia, Independencia, inicios de la República, el péndulo siempre se ha movido entre conspiraciones, ambiciones, desigualdades, atropellos y venganzas.Jamás nos hemos dado la mano, ni nos hemos mirado de frente con ‘el enemigo’. Y el enemigo siempre es ‘el otro’. Sea cual fuere. Simplemente el que no piensa como pienso yo, el que se me atraviesa en mis ambiciones, el que propone algo distinto, el que me quita el poder, la lista es infinita.Con razón Jesús convirtió en Mandamiento el “Amaos los unos a los otros”. Difícil mandato. La señal de Caín la tenemos incrustada en el fondo de nuestros orígenes. La bestia interior no duerme, se agazapa, se disfraza, pero está lista a salir si le damos la menor oportunidad a dar el zarpazo inclemente.Y en esta cadena maldita el rico odia al pobre, el pobre odia al rico, el empleado al jefe, el jefe al empleado, el campesino al industrial, el industrial al campesino, el liberal al conservador, el conservador al liberal, el macho a la hembra, la hembra al macho, la izquierda a la derecha, la derecha a la izquierda, el negro al blanco, el blanco al negro, el chino al oji-redondo, el oji-redondo al chino, el dictador al demócrata, el demócrata al dictador, el guerrillero al estado, el estado al guerrillero, la gorda al flaco, el flaco a la gorda, el heterosexual al homosexual, el homosexual al hetero y así la cadena alimenticia del canibalismo se autoalimenta... en una espiral sin fin.Paremos en este 2015 que se inicia. Detengamos esta cadena de odios individuales que generan los odios colectivos y detengamos este mar de sangre, intrigas y egos que nos ahogan. Paremos por un minuto. Mirémonos cara a cara y escuchemos con el corazón abierto al ‘otro’.La paz está dentro de nosotros. De cada uno de nosotros. No es un mandato colectivo. La muerte tampoco. Cada uno somos únicos e irrepetibles. Tenemos derecho a la vida. Y así como las víctimas tienen nombre, los victimarios también.No solo se mata con balas, matamos por desigualdad de oportunidades, por maltrato intrafamiliar, por abusos sexuales, por intolerancia en el trabajo, por desamor.Y si iniciamos el año simplemente cerrando la puerta del odio y le damos una oportunidad al amor, estaremos cada uno de nosotros comprometidos en el engranaje complejo de poder vivir en paz.Personalmente tengo este único propósito. Lo digo de corazón.Por un 2015 equitativo, tolerante y en ¡PAZ!

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