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De Aracataca a Estocolmo

Al regresar de Estocolmo luego de acompañar a García Márquez en su...

22 de abril de 2014 Por: Aura Lucía Mera

Al regresar de Estocolmo luego de acompañar a García Márquez en su Nobel y en esa gira triunfal que valió el titular del principal periódico de esa gélida capital -eran 22 grados bajo cero-: “Colombia nos ha enseñado como se recibe un Premio Nobel”, y todavía con los recuerdos vibrando, sintiendo el ritmo de Totó la Momposina, la voz prodigiosa de Leonor González Mina, la cadencia del grupo de Danzas de Ingruma, los Congos de Barranquilla con sus enormes sombreros de cintas de colores, las anécdotas de los Vallenatos, ese nerviosismo y la mesa de los colombianos en el Gran Banquete, aplaudiendo con los ojos llenos de lágrimas la presentación impecable de todos y cada uno de los grupos de danzas que mostraban toda nuestra geografía, los tímidos coqueteos del bambuco, la sensualidad frenética del Mapalé, el acordeón vallenato, la cadencia seductora de la Cumbia, en fin...Estaban los amigos de Gabo, Álvaro Castaño y Gloria, Álvaro Mutis y Carmen, Alfonso Fuenmayor, Gonzalo Mallarino, Eligio García Márquez y Myriam, la Tita Cepeda, Plinio Apuleyo Mendoza, Guillermo Angulo, La Tacha, los Andreis, Jaime Arias como ministro de Educación, entre otros. Parece que fue ayer. Ya muchos de ellos no nos acompañan. “Qué triste se queda el alma cuando el amigo se va...”.Cuando regresamos, repito, nos reunimos en mi oficina los que habíamos ‘craneado’ esta celebración y caímos en cuenta que no había ningún testimonio escrito ni gráfico que condensara toda la secuencia de este acontecimiento, único en nuestra historia.Y así fue como nació el libro ‘De Aracataca a Estocolmo’, diagramado bellísimamente por María Cristina Palau, que recoge todas las vivencias escritas por los amigos que acompañaron al Nobel colombiano. Los textos de Mutis, Eligio, Álvaro y Gloria, Fuenmayor, Vargas, Angulo, Plinio, se entrelazan con una secuencia fotográfica captada por los lentes de Nereo López y Hernando Guerrero que van desde la presentación en el Teatro Colón ante el presidente Belisario Betancur, los momentos en El Dorado ayudándoles a los grupos folclóricos con sus documentos, momentos dentro del Jumbo de Avianca. El encuentro con Gabo en París, la llegada a Estocolmo, la tarde del discurso de García Márquez en La Academia. La entrega del Premio, la presentación de los grupos, el Banquete palaciego y momentos puntuales de esos días llenos de magia, mariposas amarillas y frío polar.El libro se agotó totalmente y Colcultura, posteriormente convertido en Ministerio, jamás lo reeditó. El presidente Betancur lo quiso regalar en el homenaje a Gabo en Cartagena, cuando se celebró la reunión de la Real Academia de la Lengua, con Rey a bordo. No aparecieron ni siquiera los negativos. No se pudo, tristementePosteriormente Nereo López me dijo que existían negativos del evento, no sé si en la Biblioteca Nacional. Y Hernando Guerrero también posee material.Sería la oportunidad para reeditar este incunable. Es el único documento escrito por testigos presenciales, amigos de García Márquez. Recuerdo invaluable, tanto por sus textos como por sus fotografías. Libro único, irrepetible. Sugiero que el Ministerio de Cultura busque el original en la Biblioteca Nacional y se ponga en contacto con Nereo López y Hernando Guerrero para lograr las fotografías.De lo contrario, nos quedaremos con recuerdos a retazos, pero sin las historias, algunas piezas literarias de los amigos del alma del Escritor.‘De Aracataca a Estocolmo’, ¡un libro para rescatar!

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