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Bomba de amor

No la conocía. Es la carta que Albert Einstein le escribió a una hija que jamás conoció, Lieserl. La escuché en una ceremonia de matrimonio, cuando el abuelo de la novia, emocionado, la compartió con la joven pareja.

28 de agosto de 2017 Por: Aura Lucía Mera

No la conocía. Es la carta que Albert Einstein le escribió a una hija que jamás conoció, Lieserl. La escuché en una ceremonia de matrimonio, cuando el abuelo de la novia, emocionado, la compartió con la joven pareja.

Se me saltaron las lágrimas. Muchos lectores la conocerán, pero siento el deseo intenso de compartirla.

“Cuando propuse la teoría de la relatividad muy pocos me entendieron. Y lo que te revelaré ahora para que transmitas a la humanidad también chocará con la incomprensión y los prejuicios del mundo. Te pido aun así que la custodies todo el tiempo que sea necesario, años, décadas, hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente para acoger lo que te explico a continuación.

Hay una fuerza extremadamente poderosa para lo que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aun no haya sido identificado, por nosotros. Esta fuerza universal es el amor.

Cuando los científicos buscaban una teoría unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas.

El amor es luz, dado que ilumina a quien da y lo recibe. El amor es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela. Por amor se vive y se muere. El amor es Dios y Dios es amor.

Esta fuerza lo explica todo y da sentido en mayúsculas a la vida. Ésta es la variable que hemos olvidado durante demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única energía del universo que el ser humano no ha podido manejar a su antojo.

Para dar visibilidad al amor he hecho una simple sustitución en mi ecuación más celebre. Si en lugar de E=mc² aceptamos que la energía para sanar el mundo puede obtenerse a través del amor multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado, llegaremos a la conclusión de que el amor es la fuerza más poderosa que existe, porque no tiene límites.

Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las otras fuerzas del universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente que nos alimentemos de otra clase de energía. Si queremos que nuestra especie sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la vida, si queremos salvar el mundo y a cada ser sintiente que en él habita, el amor es la única y última respuesta.

Quizás aún no estemos preparados para fabricar una bomba de amor. Un artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el Planeta. Sin embargo, cada individuo lleva en su interior un pequeño pero poderoso generador de amor cuya energía espera ser liberada.

Cuando aprendamos a dar y recibir esta energía universal, querida Lieserl, comprobaremos que el amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el amor es la quinta esencia de la vida.

Lamento profundamente no haberte sabido expresar lo que alberga mi corazón, que ha latido silenciosamente por ti toda mi vida. Tal vez sea demasiado tarde para pedir perdón, pero como el tiempo es relativo, necesito decirte que te quiero y que gracias a ti he llegado a la última respuesta.

Tu padre, Albert Einstein”.

Sin comentarios. Ojalá este mensaje llegue a cada uno de nuestros corazones y entendamos y podamos sentir que la única posible salida que tenemos para iniciar una vida feliz y diferente, está en el amor. Ojalá inundemos de amor a Colombia en estos momentos cruciales de cambio, reconciliación, perdón, reparación, para darle paso a la luz de nuevas mañanas y nuevas oportunidades. ¡Llevamos muchos siglos de oscuridad!

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