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Y todos quedaban maravillados... (Mc. 6, 1-6)

No podría entenderse el texto que hoy proclama la liturgia sin conocer...

8 de julio de 2012 Por: Arquidiócesis de Cali

No podría entenderse el texto que hoy proclama la liturgia sin conocer todo el contenido del Evangelio que propone y encarna con el testimonio de su vida, el Señor Jesús.En efecto, nos causa enorme inquietud que Dios se haga un ser humano, igual que todo mortal, que se asemeje inmensamente a nuestra condición, menos en el pecado; es la realidad de la Encarnación que la Iglesia nos ha enseñado desde su inicio; y nos asalta siempre la duda de que sea Dios y sus actos, como los milagros, nos revelen su identidad e igualdad con el Padre de donde procede. Estamos ante el misterio de la fe, y cómo asumirlo en nuestro ser cristiano. “¿No es este, acaso, el hijo de José el carpintero y su madre no es María que vive en Nazareth?”. Y sin embargo, todos quedaban maravillados de su sabiduría y de todo lo que hacia. ¿Cómo poder, entonces, asimilar esta enorme perplejidad? Ésta aparente e insalvable realidad? Son los mismos enemigos y aquellos que dudan, quienes nos dan la luz, la única luz que todo lo aclara: “Verdaderamente este hombre era hijo de Dios” (Mc 15, 39), exclamó el centurión después de la muerte de Jesús. Y el mismo Jesús lo había afirmado en varias ocasiones: “Aquí (en él) hay alguien más que un profeta, el es el profeta de Dios”. Sólo quien es capaz de descubrir el misterio de Dios por la fe, puede profesar que Jesús es el Señor el Cristo, el Mesías.

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