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¿También ustedes quieren irse?

Las palabras de Jesucristo son duras, no porque no sean entendidas, sino...

23 de agosto de 2015 Por: Arquidiócesis de Cali

Las palabras de Jesucristo son duras, no porque no sean entendidas, sino porque a veces resulta difícil aceptarlas, sobre todo por las consecuencias que implica.Son varias las realidades tristes que relata el evangelista Juan en la parte final del capítulo 6°: la dureza del corazón ante el anuncio que hace el maestro sobre el pan de la vida, la cerrazón ante los evidentes signos que ratifican el origen divino de Jesús y la evidente falta de fe, en particular en algunos de los que dicen ser sus discípulos que perplejos simplemente critican a su maestro diciendo: “¡qué enseñanza tan difícil! ¿Quién puede entenderla?”, hasta el punto de que muchos de ellos “lo abandonaron y no siguieron con Él”.En la actualidad no es raro escuchar de muchas personas, también bautizadas y que hacen parte de la Iglesia católica, expresiones similares llegando hasta cuestionar la misma Palabra de Dios cuando se refieren a los mandamientos, o a los sacramentos que fueron instituidos por Cristo, afirmando que son escritos pasados de moda y que cumplirlos hoy “es muy difícil porque el mundo y sus costumbres han cambiado”. Por eso para muchos el camino más fácil es crearse su propio dios, un dios a su manera, que no exija, que no toque la conciencia, que deje tranquilo.Sin embargo el Señor nos sigue amando, nos sigue esperando, sigue confiando en nosotros. Qué bueno que lográramos renovar nuestra fe con la misma respuesta de Pedro a Jesús “Señor, ¿a quién vamos a ir? ¡Tú tienes palabras de vida eterna! Pues nosotros creemos y sabemos que Tú eres el Santo de Dios”.Si no se puede negar que el ser bautizado y católico exige compromisos de vida significativos, también es cierto que el Señor confía a sus discípulos todos los medios para ayudarles en su caminar. Es decir, el Señor hace fácil lo difícil. Y para ello tenemos que pedir que aumente en todos la fe y que escuchemos y acojamos las Palabras del Señor que “son espíritu y vida”. Que ante la pregunta que nos hace Jesús hoy, los cristianos católicos respondamos también como el pueblo de Israel a Josué: “¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para ir a servir a otros dioses!”

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