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“Quiero; queda limpio”

Los leprosos en las tradiciones de la cultura judía eran considerados personas...

12 de febrero de 2012 Por: Arquidiócesis de Cali

Los leprosos en las tradiciones de la cultura judía eran considerados personas impuras, es decir, no aptos para vivir en comunidad y, por consiguiente, estaban impedidos para participar en las sinagogas. Se trataba de una impureza legal, no moral. Estaban muertos en vida. No tenían libertad.En el Antiguo Testamento estos casos se presentaban como ejemplos de una exclusión que eran considerados una humillación para la dignidad de los enfermos. Levítico 13, 45: “El afectado por la lepra llevará vestidos rasgados y desgreñada la cabeza, se cubrirá hasta el bigote y gritará: ‘¡Impuro, impuro!’ Todo el tiempo que dure la llaga, quedará impuro. Es impuro y habitará solo; fuera del campamento tendrá su morada”.En el evangelio de hoy Jesús comienza su misión rompiendo un paradigma de exclusión judía. Permite que el leproso se le acerque y lo toca con su mano para restaurar su cuerpo enfermo y su dignidad maltratada por la ley. Marcos 1, 40: “Se le acerca un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: ‘Si quieres, puedes limpiarme’. Compadecido de él, extendió su mano, le tocó y le dijo: ‘Quiero; queda limpio’. Al instante, desapareció la lepra y quedó limpio”.Se ve cómo Jesús tiene una posición completamente nueva frente a los enfermos de lepra. Jesús revela en esta escena el delicado amor misericordioso que Dios tiene con todos nosotros cuando sufrimos de alguna enfermedad y sobre todo de la lepra del pecado. El hombre sanado puede volver a su hogar, a su comunidad, a su sinagoga. Es un hombre que ha recuperado su dignidad. Es completamente libre. No puede callar la alegría de su curación y por lo tanto se hace misionero de la salvación que Jesús le ofreció.

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