¿Qué tenemos que hacer?

Nuestras calles, casas y templos se llenan de luces y bombillos navideños. Hay adornos propios de este tiempo que embellecen los lugares interiores y exteriores. En muchas casas está el pesebre y se oyen por doquier los villancicos.Todo esto enciende el corazón y eleva el espíritu, nos produce alegría y encontramos un ambiente nuevo cada año. Pero, ¿esto es todo? ¿Recorrer centros comerciales y comprar mil cosas? ¿Esto es Navidad? ¿Qué tendríamos que hacer para vivirla cristianamente? En el Evangelio de este domingo, la gente le preguntaba a Juan el Bautista, cuando les anunciaba que estaba cerca el que había de venir a salvarnos: ¿Qué tenemos que hacer? Y la respuesta es: “El que tenga dos túnicas que le dé una al que no tiene, y el que tenga alimentos, que haga otro tanto”. Los recaudadores también le preguntaban y les contestó: “No exijan más de lo que está mandado”. Y cuando los soldados le preguntaron lo mismo él les respondió: “No exijan dinero por la fuerza ni hagan denuncias falsas; conténtense con su sueldo”.Aquí encontramos una clave para vivir este tiempo y preparar el camino al Señor, para vivir la Navidad con sentido cristiano: ensanchar el corazón para compartir lo que tenemos con los más necesitados, ser honrados y no ejercer la autoridad para provecho personal. Si valoramos este misterio de la Encarnación del Hijo de Dios tendremos una libertad interior para desprendernos de las cosas, de los intereses personales y de la ambición, y lograr darnos y dar. Vivamos esta semana alegres y dispuestos a poner en las manos del Señor nuestra realidad, nuestras angustias y problemas, presentándole nuestros anhelos y necesidades, con el compromiso de practicar lo que él nos pida. Así la Navidad será verdadera salvación para quienes la vivamos.