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Pentecostés y las elecciones

A propósito de la fiesta de Pentecostés que hoy celebramos y las elecciones presidenciales que tendremos el próximo domingo, es bueno que recordemos que hay dos maneras de mirar la vida:

20 de mayo de 2018 Por: Arquidiócesis de Cali

A propósito de la fiesta de Pentecostés que hoy celebramos y las elecciones presidenciales que tendremos el próximo domingo, es bueno que recordemos que hay dos maneras de mirar la vida: con un criterio puramente humano, natural, o con una mirada sobrenatural.

En cuanto a la dimensión humana, todos sabemos que el hombre es un ser maravilloso, dotado de inteligencia y voluntad, atributos que le permiten proyectarse en la vida con capacidad de conquistar el mundo; el Señor mismo en la creación le dijo al hombre y a la mujer: “Creced y multiplicaos, y dominad la tierra”: por eso, con estas cualidades los hacía semejantes a Él. Pero precisamente estos dones crearon en el hombre un sentimiento de autovaloración que lo llevaron a creerse un ser casi perfecto, descartando la idea de un ser superior del cual dependía. La soberbia fue la que llevó a pensar a nuestros primeros padres en el Paraíso: Dios nos ha prohibido ciertas cosas, porque sabe que si las hacemos seremos dioses, como Él, conocedores del bien y del mal, y por eso le desobedecieron sin imaginarse que su pecado traería su ruina y la de su descendencia.

Ciertamente la inteligencia y la voluntad son poderes que el ser humano tiene para construir una vida feliz o destruirse, para construir un mundo mejor o destruir el que tenemos. Es la realidad que vivimos todos los días. Por eso, cuando el ser humano quiere realizar algo, tiene una idea viable, clara, bien pensada y se propone realizarla, ¡lo logra! Pero también si tiene una idea fija, y es una persona llena de pesimismo puede llegar a destruirse.

Este comentario lo hago, porque la fiesta de Pentecostés que hoy celebramos debe ser una invitación a mirar la vida siempre, y muy concretamente las elecciones del próximo domingo, desde un ángulo distinto al que la inmensa mayoría de nosotros tenemos a pesar de ser supuestamente seguidores de Jesús. 1. No basta que yo me crea buen cristiano, debo serlo, debo ser coherente entre lo que creo y la manera como vivo. Si soy corrupto ya tengo una mala intención que me lleva a votar por el candidato que más corresponde a mi mal corazón. Si soy honesto votaré por el que creo mejor y más honesto. 2. Si soy fiel al Señor, pienso en los demás y voto por el que creo mejor, no vendo mi consciencia pensando en el que me ofrece un mercado o trabajo para mis hijos si le consigo 50 votos. 3. Con el poder del Espíritu Santo, el Señor hizo de la gente que aceptó su palabra, la levadura que da sabor al mundo, a pesar de las circunstancias tan adversas que tenía pues los judíos pedían milagros, y los griegos buscaban sabiduría, mientras que los apóstoles predicaban a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los griegos. Sin embargo, la potencia y sabiduría de Dios, hizo lo necio del Señor más sabio que los hombres y lo débil de Dios más fuerte que los hombres.

Por eso el Señor nos invita a los que aceptamos su mensaje de salvación, para que con nuestro testimonio y palabra construyamos la verdadera paz y la Colombia que queremos.

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