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Pecado y perdón

¿Puede existir algo más complejo y de más difícil tratamiento que el...

12 de junio de 2016 Por: Arquidiócesis de Cali

¿Puede existir algo más complejo y de más difícil tratamiento que el concepto de pecado? Muchas y variadas definiciones se han dado de esta realidad a través de la historia: “Acto desordenado”, “acción mala” (pecaminosa), “transgresión deliberada de una norma”, “conducta opuesta a los mandatos y querer de Dios”, “agresión contra los derechos del prójimo”, “atentado contra la propia dignidad”.Pablo de Tarso el gran apóstol de la Gracia, de la justificación, de la redención y de la Iglesia se mostró estupefacto como nadie ante la realidad del pecado como una entidad maligna, como una realidad misteriosa, como una fuerza invasora de la voluntad y del querer obrar el bien y realidad opuesta a la voluntad para obrar el bien; no en balde escribió en la carta a los Romanos: “Querer el bien lo tengo a mi alcance, mas no el realizarlo, puesto que no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero” (Rom. 7, 18-19).¿Es entonces el mal superior al bien?, ¿está el hombre fatalmente condicionado para obrar el mal?, ¿puede él por sus propias fuerzas vencer las apetencias pecaminosas? De ninguna manera. Es aquí donde entra en escena la figura del perdón y del asombro ante la misericordia inimaginable de Dios.Con razón San Juan personificó, si así se puede hablar de Dios, diciendo: “Dios es amor”; cuando escuchamos el perdón ofrecido y la misericordia sin medida de quien puede perdonar los pecados -Jesús de Nazareth- el corazón humano se estremece y es incapaz de comprender hasta dónde llega la bondad, el perdón y la misericordia divinas: “Sus muchos pecados están perdonados, pues ha amado mucho”.Jesús de Nazareth es la personificación extrema de un Dios que tanto amó al mundo que le envió a su propio Hijo como propiciación de nuestros pecados ¡nos abruma ver a Jesús perdonar de esta manera! Con razón San Agustín llegó a afirmar: “Pon al menos atención a la misericordia y ve de dónde le viene el nombre. Dónde no hay miseria ¿qué tiene que hacer la misericordia?; en otro lugar añade: “el papel de la misericordia es doble: perdonar las injurias y dar pruebas de humanidad”.Así pues sorprendidos por la actitud de Jesús al perdonar a esta mujer tan pecadora, más sorprendidos hemos de hallarnos ante la misericordia de un Dios cuyo rostro humano es su Hijo Jesucristo.

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