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Mi Reino no es de aquí

El año litúrgico termina hoy con la solemnidad de Jesucristo. Desde el...

25 de noviembre de 2012 Por: Arquidiócesis de Cali

El año litúrgico termina hoy con la solemnidad de Jesucristo. Desde el anuncio de su nacimiento el Hijo es definido como “rey”, para un reino que no tendrá fin, “que no es de aquí” (Juan 18,36). No es un reino como proyecto político, un sistema de poder, ni con tanques de guerra, ni con intrigas, ni coronas. Es un reino en el que el trono es la cruz. Vaya paradoja. “El suplico de los esclavos” del que hablaba Tácito, se convierte en la Buena Noticia, en el acontecimiento que salva: la pasión, muerte y resurrección de Cristo. El Señorío de Cristo es el don, la entrega de la vida, no la corrupción, ni la mentira, ni el poder que aplasta. El reino de Cristo es regalo para la humanidad para que el que crea “no perezca, sino que tenga vida eterna” (Juan 3,16). Por eso, en el Apocalipsis, Cristo proclama: “Yo soy el alfa y la omega, el primero y el último, el principio y el fin” (22,13). El reinado de Cristo no es como el que Pilato conoce, un reino de arbitrariedad, privilegios y dominación. El Señorío de Cristo, como canta el prefacio de la Eucaristía de este domingo es “el reino eterno y universal, el reino de la verdad y de la vida, el reino de la santidad y de la gracia, el reino de la justicia, del amor y la paz”. Del título puesto en la cruz: “Rey de los judíos”, se pasa a la de “rey universal, Señor del cosmos y de la historia”. Cuando crucificaron a Jesús muchos se burlaban: “Que baje de la cruz y creeremos en él” (Mateo 27,42). La cruz es el signo paradójico de la realeza de Cristo, es signo de amor y obediencia. ¿Quién es este rey y de qué reinado habla? Benedicto XVI responde en un bello libro recién publicado: La infancia de Jesús. Allí, partiendo de la pregunta que hace Pilato a Jesús: ¿De dónde eres tú? (San Juan 19,9), desarrolla el autor un comentario histórico-teológico sobre los llamados ‘evangelios de la infancia’, 186 versículos que sólo consignan Mateo y Lucas. Siempre se aprende algo nuevo.

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