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¡Más manos abiertas!

Las manos y los pies representan la acción y movilidad humana, junto con la palabra, la voluntad y la consciencia donde se originan y expresan. Toda persona es una libertad que decide sus actitudes, sus palabras y sus acciones e interacciones.

25 de julio de 2021 Por: Arquidiócesis de Cali

Escrito por:  monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía, arzobispo de Cali

El puño cerrado regresó como lenguaje colectivo en estas horas de armas, garrotes, piedras, micrófonos y desafíos por el poder y por la resistencia entre fuerzas.

Manos cerradas que se aferran y puños cerrados que se confrontan, contrastan con manos que claman clemencia, pan, trabajo, acogida, atención, amor, derechos y reconciliación.

Las manos y los pies representan la acción y movilidad humana, junto con la palabra, la voluntad y la consciencia donde se originan y expresan. Toda persona es una libertad que decide sus actitudes, sus palabras y sus acciones e interacciones.

De ahí la importancia de desarrollar bien la consciencia que cada persona tiene de sí misma, de los demás y de sus actitudes y actuaciones.

No sólo ir a la escuela, ni aprender religión, cívica y relaciones humanas, sino construir juntos una cultura permanente de encuentro, de diálogo, de respeto y escucha al otro, al diverso, al contradictor y al adversario.
Una cultura capaz de incluir, de pactar y de perdonar, de reparar y de restaurar.

En términos más cristianos: construir juntos la civilización del amor.
La Palabra de Dios en este Domingo, es toda ella una escena de encuentros, de sensibilidades compasivas, del compartir que multiplica y hace sobrar de la unidad social que se forja en todas las instancias.

Empezando por el reto de Jesús, similar al del profeta Elíseo, de “dar de comer” a la muchedumbre, a la gente hambreada.

Entra en escena un muchacho que, rápido, ofrece los cinco panes y dos peces de su bolso. De sus manos van a las de Jesús, quien los agradece al Padre Dios y los entrega, multiplicados, para que otras manos los hagan llegar a todos los comensales.

Manos que sueltan y llevan, manos que toman, bendicen y reparten, manos que sirven y recogen las sobras, manos de Dios que se recluye en su silencio providente, evitando que el derecho al pan se utilice para conquistar el poder político. Así concluye el Evangelio de hoy.

Para Cali es el día de sus 485 años de fundación y de su Santo Patrono, el santo del día, Santiago Apóstol, que le dio su nombre: Santiago de Cali.

En estas horas de nuestra historia, Cali sea signo y ejemplo para Colombia de ¡más manos abiertas!

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