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Las playas de Buenaventura

Es necesario que Colombia mire este litoral no solo como un enclave portuario o un territorio de miseria y abandono.

5 de agosto de 2018 Por: Arquidiócesis de Cali

El turismo es una de las grandes apuestas de la economía y de la productividad en el mundo entero y en muchas partes de nuestro país. Los recursos que mueven las industrias turísticas son gigantescos y la demanda de mano de obra, de bienes y servicios, de infraestructura, hace de este una oportunidad que el Pacífico colombiano no puede arrinconar a un tercer o cuarto renglón.

Es necesario que Colombia mire este litoral no solo como un enclave portuario o un territorio de miseria y abandono. Es verdad que hay dificultades y graves problemas sociales, económicos y administrativos, pero también es cierto que estamos frente a la puerta de Asia, a un mar que ofrece toda clase de riquezas y a un pueblo que con su alegría desea reclamar su autodeterminación.

Aquí hay oportunidades, futuro, esperanza y gente que no se rinde y que está dispuesta a luchar, hasta con su propia sangre, por sacar adelante esta tierra bendita.

Son muchas las ocasiones en las que los visitantes se tienen que regresar para sus sitios de origen porque no encuentran lugares adecuados para su diversión marítima. Vienen al mar y se deben contentar con admirarlo desde el malecón o desde la terraza de alguno de los hoteles costeros.
Algunos alcanzan a llegar a la Bocana, Juanchaco, Ladrilleros o la Barra, o se ubican en alguno de los hoteles que hay en la gran bahía.

Es la hora de pensar en la posibilidad de crear nuestras propias playas. Los tiempos han cambiado, la tecnología avanza, las capacidades humanas cada día llegan a conquistas superiores. Si otras ciudades del mundo han llegado a transformar su territorio haciendo profundas inversiones, esta Buena Aventura también se merece estar a la par de ciudades como Barcelona en España o la misma ciudad de Panamá.

Hacer playas artificiales, ofrecer a los turistas la oportunidad de disfrutar estas aguas cálidas. Las ballenas jorobadas hacen un recorrido desde el sur del continente para llegar hasta aquí y ver nacer a sus ballenatos. De esa misma manera, podemos atraer a miles de visitantes, de inversionistas, de empresarios, de turistas extranjeros para que descubran lo maravilloso de nuestra cultura.

No podemos seguir dándole la espalda al océano. Es necesario ponernos de frente y aprovecharlo, pensar que a través de una organizada, moderna y novedosa estructura turística vamos a poder cambiar la mirada sobre esta tierra y la vez vamos a poder brindar oportunidades para un efectivo desarrollo de las gentes del litoral que tanto lo necesitan.

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