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La viga en el ojo

Es común que cuando experimentamos dificultades en la vida o un fracaso particular, busquemos responsables por fuera. Los demás son los culpables.

3 de marzo de 2019 Por: Arquidiócesis de Cali

Dice el Señor Jesús a los discípulos: “¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo, ¿no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano” (Lucas 6, 41 - 42).

Es común que cuando experimentamos dificultades en la vida o un fracaso particular, busquemos responsables por fuera. Los demás son los culpables. Argumentos de autodefensa surgen cuando sucede lo que no nos gusta y aparecen los señalamientos.

El mensaje de la Palabra de Dios, aplicable a personas e instituciones, es la necesidad de identificar y aceptar la viga que hay en cada uno, o sea el reconocimiento de las propias debilidades y faltas. Solo cuando la persona es capaz de reconocerse limitada, enferma y necesitada, dejará de señalar y ‘victimizarse’.

Por ejemplo, a un drogadicto, alcohólico o quien tenga algún trastorno de personalidad social o afectiva, le es difícil reconocer que tiene un problema y necesita ayuda. Usualmente termina diciendo que no es comprendido, que es perseguido, que nadie lo quiere.

Para responder al flagelo de los abusos de menores, gravemente difundido como una plaga en todas las culturas y sociedades, donde “el teatro de la violencia no es solo el ambiente doméstico, sino también el barrio, la escuela, el deporte y por desgracia, el eclesial”, el papa Francisco realizó, del 21 al 24 de febrero, un encuentro con los presidentes de las conferencias episcopales del mundo y con algunas víctimas de abuso, para tomar medidas más contundentes que erradiquen el delito del abuso de menores por parte de miembros de la Iglesia Católica, y para ayudar a la sociedad civil en la reflexión de las causas que están llevando a la difusión de este mal. La OMS afirma que “en 2017 hasta mil millones de menores entre 2 y 17 años sufrieron violencias o negligencias físicas, emotivas o sexuales”. Si bien es cierto que los casos registrados por miembros de la Iglesia son proporcionalmente reducidos, esto no justifica la existencia de uno solo de ellos, ni “disminuye la monstruosidad dentro de la Iglesia”.

Es por esto que al finalizar del encuentro el Papa afirmó que “el santo temor de Dios nos lleva a acusarnos a nosotros mismos -como personas e institución- y reparar nuestras faltas. En realidad, no debemos caer en la trampa de acusar a otros, que es un paso hacia la excusa que nos separa de la realidad. La viga en el ojo, el crimen del abuso de menores, hay que eliminarlo de la tierra”.

Nota: Las citas han sido tomadas del discurso del Papa Francisco al final de la misa de clausura del encuentro.

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