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La idea humana, es decir, el egoísmo

La enseñanza del Evangelio que hoy se proclama es muy profunda: la “idea humana”, la mía concretamente, es buscarme a mí mismo, perseguir mi propio bienestar

30 de agosto de 2020 Por: Arquidiócesis de Cali

Por: monseñor Germán Martínez , vicario episcopal para la educación

Phroneis en griego significa “piensas, tienes un modo de pensar”, hace referencia a la idea personal sobre algún asunto importante. Aparece este verbo en el Evangelio que se proclama este domingo 30 de agosto que trata del anuncio que hace Jesús a sus discípulos sobre su pasión, muerte y resurrección, consecuencia lógica de su actividad y de su toma de posición contra la ideología del poder.

No es que Dios quiera o desee la muerte de Jesús; la misión del Hijo consiste en liberar de la opresión religioso-política (éxodo) ejercida sobre Israel por las instituciones y sus representantes, Jesús salva a su pueblo aún a costa de su vida misma. Pedro lo tienta a que sea un Mesías poderoso y vencedor. La “idea de Dios” fue expresada por la voz del cielo en el bautismo de Jesús: “Este es mi Hijo, a quien yo quiero, mi predilecto” (Mateo 3,17), allí selló Jesús su respuesta de entrega total al servicio de la humanidad, cumpliendo la voluntad del Padre.

La enseñanza del Evangelio que hoy se proclama es muy profunda: la “idea humana”, la mía concretamente, es buscarme a mí mismo, perseguir mi propio bienestar, alcanzar el poder. “Cómo voy yo”, es la pregunta definitiva desde un punto de vista humano en un mundo en el que no se da cabida a Dios. Esa es mi vida: ávida, egocéntrica, ansiosa. A pesar de ello hay que afirmar claramente que el cristianismo no significa gusto por el sufrimiento, Dios no nos atormenta con cosas antinaturales. El deseo de Dios es que nos encontremos a nosotros mismos, que conservemos la vida, que nos realicemos.

La voluntad de Dios es invitación a regalar y a esperar, quien actúa como Dios, de modo semejante a Él, ése alcanza la meta dándose a los demás.
El camino de Jesús persigue también plenitud, placer, abundancia, éxito, riqueza, felicidad, amor, vida sin límites, la gran fiesta y todo se alcanza, quién lo creyera, a través de la cruz y la muerte, renunciando a pensar en sí mismo.

El camino de Dios conduce a través de su contrario, se dirige hacia la noche para encontrar la luz. Se gana la vida en la medida en que se aparta la mirada de sí mismo y se la dirige a Dios y al prójimo, como tantos médicos, enfermeras y asistentes que cuidan a los enfermos de coronavirus y no están centrados en sí mismos.

Oremos: Sácanos, Señor de ese mezquino egoísmo en el que fácilmente nos refugiamos, llenos de miedo a perder lo que Tú nos regalas por montones cada día: la vida.

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