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La familia nos movilice

El 2021, bajo el signo fatídico de la pandemia, deberá concentrar los esfuerzos del Estado y de la responsabilidad social empresarial en fortalecer y promover la institución familiar.

27 de diciembre de 2020 Por: Vicky Perea García

Por: monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía, arzobispo de Cali

La imagen de estos tiempos es la casa o vivienda, que aumentó su importancia en nuestras vidas, siendo, tanto espacio de protección a la vida y a la salud, como base virtual de estudio, de trabajo y de encuentro.

Un colapso de alojamientos en Belén y alrededores, causado por concurrencia al censo poblacional, convirtió una cueva de pastores en improvisada vivienda y sala de parto para María y su esposo José. En ella nació Jesús.

Pasado el tiempo de empadronamiento y de dieta por maternidad, la familia de Belén emprende el retorno a su casa de Nazaret.

Al acto de obediencia civil para reportarse al censo, le sigue el de obediencia religiosa a la ley, para reportarse al Templo y hacer la ofrenda del primogénito.

Ciudadanía y comunidad de fe monoteísta, sirven de marco a esta “célula de la vida y de la especie humana”, que es también “templo donde crece Dios”, comunidad familiar de fe, amor y trabajo, “Iglesia en pequeño”.

Esta ‘movilización’ de la familia de Jesús, en torno a su nacimiento, se volvió también desplazamiento forzoso a Egipto por amenazas de muerte, por el ‘genocidio político’ de Herodes contra los niños coetáneos de Jesús.

La Sagrada Familia de “Dios hecho hombre” comparte la suerte de los hogares pobres y de los que son víctimas de la violencia y de la persecución. Es un llamado perenne a la humanidad a proteger a sus familias y a movilizarnos por sus causas y sus derechos, su misión y su futuro.

El 2021, bajo el signo fatídico de la pandemia, deberá concentrar los esfuerzos del Estado y de la responsabilidad social empresarial en fortalecer y promover la institución familiar.

Estimular a los jóvenes al noviazgo y a la formación de hogares; abrir nuevas territorialidades para garantizarles tierra, techo, trabajo y oportunidades; comprometer a hombres y mujeres a declararse civilmente ‘progenitores’ desde la ‘prueba positiva de embarazo’, protegiendo la vida humana en todos los casos, podrían ser, entre muchos, un verdadero empeño por esta institución, herida de muerte.

El ‘Año de San José’, declarado desde y hasta el 8 de diciembre 20/21, ayude a todos, especialmente a los varones, a favorecer a la mujer y a proteger la vida de la prole, para reemprender, desde los esposos y las familias, la recuperación afectiva y familiar de la humanidad y del mundo.

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