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El virus del miedo

Con mucha preocupación recibimos la noticia sobre el contagio de Covid–19 que ha tenido el señor alcalde distrital de Buenaventura Víctor Hugo Vidal Piedrahita.

13 de diciembre de 2020 Por: Arquidiócesis de Cali

Con mucha preocupación recibimos la noticia sobre el contagio de Covid–19 que ha tenido el señor alcalde distrital de Buenaventura Víctor Hugo Vidal Piedrahita. Por eso estamos orando por su pronta recuperación y que no queden secuelas de esa terrible enfermedad en él.
Pero esta preocupación consiste también en el aumento de contagios que se vienen presentando en el distrito y las muertes de muchos hermanos nuestros. Toda la ciudadanía del Pacífico necesita al alcalde con vida y salud para que pueda encausar el gobierno del 2021 con toda la autoridad que merece el primer gobernante del Distrito.

Pero existe otro virus al que me quiero referir en esta ocasión. Se trata de un virus que está siendo más letal que el mismo Covid-19, se trata de ‘el miedo’. Un miedo generalizado que está afectando a niños, jóvenes y ancianos y los está llevando a estados psicológicos tan severos que ya parece que todas las personas se han vuelto nuestras enemigas o al menos, seres ‘peligrosos’, a los cuales hay que esquivar a como dé lugar.

También estamos asistiendo a cuadros graves de depresión, tristeza, desesperanza y nerviosismo. Parece que este virus está contagiando y afectando no solo nuestro cuerpo, nuestros pulmones, sino que también a nuestra alma y nuestro espíritu.

Frente a esto, se hace urgente un programa psicológico claro y efectivo de intervención social por parte de las autoridades locales, para que comience a bajar el nerviosismo y la incertidumbre.

Es muy importante que se diga la verdad en el tema de las vacunas y que los medios de comunicación no sigan generando tanto temor en la población. El poder de los medios es fundamental, porque crean conciencia y trasmiten en la sociedad un alto clima de confianza. Son muy importantes en esta época donde todos los ciudadanos pasamos mucho tiempo frente al computador, el celular o el televisor. Por eso no se puede pensar solo en una vacuna que nos prevenga del virus, sino también en una nueva manera de enfrentar la crisis que nos lleve a recuperar las actividades cotidianas y a crear confianza entre unos y otros. Nosotros desde la Iglesia estamos utilizando las herramientas que tenemos para ayudar a la población: la oración, los sacramentos, la predicación y las obras de caridad.

Hemos elevado muchas oraciones al Todopoderoso pidiendo por la salud de nuestro alcalde y de todas las personas que padecen esta terrible enfermedad. Oramos por todos los que están en cuidados intensivos y también por aquellos que ya nos han dejado para partir a la casa del Padre.

Dios quiera que cese esta pandemia y que muy pronto podamos superar los miedos que ella ha generado. Necesitamos abrazar, acercarnos a los demás, mirar los rostros completos de las personas y tener con ellas gestos muy humanos para seguir en la lucha de construcción de país.

Debemos dejar el miedo y enfrentar con valentía y responsabilidad este virus, que ataca las zonas más frágiles de nuestro cuerpo. Si la mente está sana, el cuerpo adquiere mejores defensas y si el espíritu es fuerte, Dios va a luchar por nosotros.

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