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El Dios de la alegría

Jesús nos invita a poner por obra su palabra, y eso posibilita permanecer en su amor

9 de mayo de 2021 Por: Vicky Perea García

Por: monseñor José Roberto Ospina Leongómez, obispo de Buga

Después del bello pasaje de la Vid y los Sarmiento, Juan nos recoge una serie de recomendaciones de Jesús para que nuestra alegría llegue a plenitud. Dios quiere ver gente feliz y nos da varias claves para serlo: “Como el Padre me amó así los he amado yo…”. “Si guardan mis palabra permanecerán en mi amor…”. “Ámense unos a otros como yo los he amado”. “Nadie tiene más amor que el que da la vida…”. ”Los he destinado para que den fruto y su fruto permanezca”. “Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; a ustedes los llamo amigos porque todo lo que le he oído al padre se los he dado a conocer…”.

Analicemos estas frases: no hay amor más grande que el amor que el padre le tiene a Jesús, y así él nos ha amado. Me he hecho muchas veces la pregunta: ¿Cómo entendió Jesús cuánto amor le tenía el Padre Celestial? No he encontrado otra respuesta que el haberlo enviado al mundo, para salvar el mundo no para condenarlo. La obra más importante sobre la tierra, se la encomendó a Jesús y para eso lo Encarnó, y lo envió a dar la vida, para que el que vive ya no viva para sí sino para él que por nosotros murió y resucitó.

Jesús nos invita a poner por obra su palabra, y eso posibilita permanecer en su amor; en otras palabras, eso hace que Jesús despliegue su poder a favor de quien cree en su palabra y la pone por obra.

El mandamiento del amor mutuo, es una novedad en la sagrada escritura, pues amar a Dios y amar al prójimo ya estaba mandado, pero el amor mutuo que es el que hace posible la comunidad, el que dos o mas personas sean capaces de convivir, es el mandamiento de la nueva alianza que vino a sellar Jesús.

Nadie tiene más amor que el que da la vida… pienso en ustedes mamás y papás que dan la vida gota a gota educando su familia. Ustedes por sus hijos hacen lo que sea, hasta quitarse el pan de la boca para dárselo.
Dar fruto abundante es hacer que cada persona se sienta realizada, porque su vida tiene sentido. Y ser amigos de Jesús es conocer su pensamiento y proclamarlo a los cuatro vientos. feliz semana.

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