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Domingo de la alegría

Que este tiempo de la Navidad que se acerca, nos haga amar a Jesucristo en los que nos rodean

12 de diciembre de 2021 Por: Vicky Perea García

Por: monseñor José Roberto Ospina Leongómez, obispo de Buga

Todo lo que nos rodea en este tiempo nos invita a la alegría: lucecitas que adornan vitrinas, calles y casas; pesebres en las iglesias y en los hogares; árboles de navidad con mil adornos y en las emisoras y en las calles se oyen los villancicos por doquier. En esta semana además comenzaremos el rezo de la novena, costumbre muy colombiana y que a los mayores nos recuerda nuestra infancia y esos bellos encuentros familiares en donde se repartían buñuelos y natilla, después de los gozos.

Cuando el bautista anuncia la llegada del Salvador, la gente le preguntaba: ¿Qué debemos hacer? Y él contestaba: “El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo”. Jesús decía que hay más alegría en dar que en recibir y este signo de compartir nos servirá para ser admitidos en el reino de los cielos. Los publicanos, que eran los recaudadores de impuestos, le preguntan también a Juan: “Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?” Y él les contesta: “No exijan más de lo establecido” Aún hoy día hay quienes se aprovechan de los demás para pedir más de lo mandado o cambiar las medidas en los productos o en la gasolina.

Igualmente, unos soldados le preguntaron: “Y nosotros ¿qué debemos hacer?”. Él les contestó: “No hagan extorsión ni se aprovechen de nadie con falsas denuncias, sino conténtense con su sueldo…”. Ojalá esta invitación la oyera más de uno de nuestros policías o soldados y la tuvieran en cuenta.

Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si sería el Mesías, Juan les respondió: “Yo los bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de las sandalias”. En Israel se tenía la ley del goelato, que consistía en rescatar los bienes o propiedades de un familiar cercano. Sellaban el trato quitándose una sandalia y dándosela al otro.
Cfr. Rut 4. Juan dice: el que viene a rescatar la propiedad de Dios es Jesús, no yo, él es el salvador. Continúa Juan: “Él los bautizará con Espíritu Santo y fuego”. Fruto de la muerte y de la resurrección de Jesucristo es el habernos dado el Espíritu Santo, que nos transforma interiormente y nos sensibiliza ante las necesidades de los demás.

Que este tiempo de la Navidad que se acerca, nos haga amar a Jesucristo en los que nos rodean y que nuestro corazón se dilate para que a otros alcance nuestra generosidad. Feliz Navidad y los mejores deseos para el año 2022.

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