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Dios uno y trino

Esta podría ser la forma más sencilla para expresar el ‘misterio de la Trinidad’ que hoy celebramos, después de pentecostés. Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

27 de mayo de 2018 Por: Arquidiócesis de Cali

Por: monseñor José Alejandro Castaño Arbeláez, obispo de Cartago


Esta podría ser la forma más sencilla para expresar el ‘misterio de la Trinidad’ que hoy celebramos, después de pentecostés. Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Desde el inicio de la cristiandad la Iglesia enseñó una doctrina que ya le era familiar porque Jesús en su realidad visible había aparecido como el Hijo de Dios y Dios mismo; así lo aclaró en varias ocasiones, certificaba que venía del Padre, que conocía al Padre y que con Él era una misma realidad.

Pero también había testigos, los discípulos en el Tabor y la multitud en su bautismo que sintieron la fuerza del Espíritu sobre Él y la expresión: “Este es mi Hijo muy amado escúchenlo” y en la manifestación de su realidad viva después de su muerte junto con María, su madre, los discípulos sintieron descender sobre ellos en el cenáculo al Espíritu Santo que les dio fortaleza, valor y esperanza para ir por todo el mundo y ser testigos cualificados de su resurrección, quedaron llenos del Espíritu Santo, dice el relato bíblico.

En aquella multitud que celebraba la fiesta judía de pentecostés el entendimiento fue unánime y el deseo único “llevar la palabra de Jesús a todas las naciones y bautizar a todos los hombres en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo”.

Hace pocos días escuché al Papa Francisco recordarnos en la audiencia tenida en la plaza de San Pedro aquello que aprendimos de niños en nuestros hogares, de las manos y labios de nuestras madres y padres: “Hagan bien la señal de la cruz, enseñen a los niños a pronunciar con fe y convicción el misterio de la Trinidad: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo amen”. Más allá de la explicación teológica de esta realidad el creyente debe tener la profunda convicción de que Dios es quien le pide que sea santo como el Padre celestial lo es, según también nos lo enseñó Jesús y que la fuerza del resucitado es Jesús que es Dios y hombre y que el misterio más sacrosanto de la iglesia es proclamar que: Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero.

Que la celebración de este domingo de la Trinidad nos lleve a profundizar el misterio de la fe que la iglesia nos ha enseñado y que todavía hoy sigue siendo una realidad vivencial de nuestro caminar cristiano.

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