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Cristo, nuestra paz

Porque Cristo, nuestra paz, ha derrotado la enemistad, el mal, el odio y el rencor.

18 de julio de 2021 Por: Vicky Perea García

Por: monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez, obispo auxiliar de Cali

“Cristo es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos uno solo, destruyendo el muro de enemistad que los separaba… Él ha reconciliado a los dos pueblos con Dios, uniéndolos en un solo cuerpo por medio de la cruz y destruyendo la enemistad. Su venida ha traído la buena noticia de la paz: paz para ustedes, los que estaban lejos; y paz también para los que estaban cerca” (Efesios 2, 14.16-17).

Cuando estamos inmersos en la turbulencia, el desconcierto y las amenazas de toda clase, en especial los atentados contra la vida y la dignidad humanas provocadas por las fuerzas del maligno, manifestadas de tantas y tan diversas formas, escuchar estas palabras del apóstol Pablo hace volver la serenidad a los espíritus confundidos y atemorizados. Porque Cristo, nuestra paz, ha derrotado la enemistad, el mal, el odio y el rencor. Porque si ponemos la mirada en él, tendremos la posibilidad de encontrar salidas al entramado social que la pandemia del coronavirus y el paro nacional han hecho emerger entre nosotros, llevándonos incluso a la enemistad no solo entre pueblos, sino entre quienes hacemos parte de la casa común, entre grupos y familias, que polarizados se han divido y han roto sus vínculos de amor y fraternidad, cambiándolos por relaciones de odio y de venganza.

En el marco de las fiestas nacionales que se avecinan, en concreto el 20 de Julio, donde celebramos el grito de la independencia de Colombia, y las fiestas locales, en concreto el aniversario 485º de la fundación de Santiago de Cali, el próximo 25 de julio, qué bueno fuera que entendiéramos que la auténtica independencia se sustenta en una paz que tiene como fundamento la justicia, la libertad y el cuidado de la vida humana. Hacer lo contrario en aras de la 'independencia', lo que genera es una esclavitud mayor.

Por otro lado, ante los retos que tenemos por delante, con tantos problemas por resolver, hay que partir de lo esencial: independencia de todo aquello que nos separa y produce enemistad. En Cristo encontramos la forma de dar el paso con acciones concretas como el diálogo, la concertación, el perdón y el respeto de la diferencia.

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PS. Respecto de la reciente reglamentación de la ley de la eutanasia en Colombia, hay que tener presente que no toda ley válidamente aprobada, es moralmente lícita. La objeción de conciencia está constitucionalmente respaldada.

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