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Si no fuera porque…

Bloquear, como todavía hacen, las vías claves para la economía y hacer que en esos dos meses el país en medio de la crisis global perdiera adicionalmente más de seis billones de pesos, cuando no hay plata para atender a la población empobrecida, es un crimen contra Colombia y todos nosotros.

24 de junio de 2021 Por: Armando Barona Mesa

Yo estaría de acuerdo con que esos muchachos que han agitado al país durante dos meses, son unos buenos muchachos; y podría agregar que tienen derecho a todo, si no fuera porque nada hay en ellos que muestre solidaridad social. Debo decir además que ninguna cosa me identifica mayormente que la vida que asoma hacia el futuro. Y podría agregar que esos muchachos tienen derecho a todo menos a convertirse en el enemigo público número uno.

Ellos atacan con odio a ladrillazo limpio y mortal a los pobres policías y con un coctel Molotov o con cuchillos ocultos y armas de fuego. Ellos provocan a los policías, como lo vemos en todos los videos, y éstos tienen que defenderse. Ese es el derecho aquí y en cualquier parte del mundo.

Se los ha visto y sentido usando violencia. Son los dueños de la noche y los amaneceres. Y han arrasado con las esperanzas que otros mantenían de poder estar en sus trabajos al otro día. Pero han paralizado el transporte y arruinando empresas que no podían circular sus productos, y tantos perdieron sus empleos. E hicieron subir los precios de los alimentos, por lo cual pasaron hambre miles de gentes pobres. Empero nada los conmovía, ni siquiera el paso de las ambulancias con gente que iba a nacer o a morir y les impidieron el derecho de moverse. Agregaron diez mil muertos a la pandemia y agotaron las camas, aunque cínicamente dijeron que la culpa era del gobierno.

Bloquear, como todavía hacen, las vías claves para la economía y hacer que en esos dos meses el país en medio de la crisis global perdiera adicionalmente más de seis billones de pesos, cuando no hay plata para atender a la población empobrecida, es un crimen contra Colombia y todos nosotros. Y allí detrás está Petro y el camaleón que bien conocemos los vallecaucanos, abriendo sus fauces de cocodrilos.

Las centrales obreras y los líderes de Fecode son aparentemente nobles, altruistas maestros y trabajadores. Mas son gente con sueldos iguales a los parlamentarios, pero sin esa responsabilidad. Y tienen, los de Fecode, a un presidente que atracó la Caja Agraria en el Huila y, por supuesto, se dio sus mañas para dilatar hasta que prescribió el asunto. Había buen dinero. Además están bien lejos del altruismo, como lo reconoció un tal Alarcón, que hoy está fuera del país porque disponen de grandes recursos. No han buscado en estos tres años reivindicaciones laborales, sino la manera de que triunfe una izquierda mentirosa y farsante. Y les parece que Petro con sus fajos de dinero es el hombre providencial, al igual que Maduro, Ortega y los Castro.

Creen con suficiencia que se tomarán el poder y entrará el mamertismo en Colombia en una fase de bonanza dictatorial. Esta amenaza cubrió de angustia a un país indefenso, al que todos ellos atacan con vileza. Como si fuera poco, nos oprime una guerrilla genocida de izquierda y unos grupos poderosos que manejan la droga y la muerte. Estamos rodeados de pavorosos bribones asesinos.

Pero por supuesto que se engañan. El país sabe que ellos son el enemigo y que disponen de grandes sumas de dinero -que ya han mostrado- para la campaña. Pero estos dos meses atentando contra Colombia han sido suficientes. Ya se han dado a conocer. De ahí que bien podemos decir con la experiencia vivida, que creeríamos en la bondad de esos muchachos y de los sindicalistas y de Petro, si no fuera porque… los conocemos demasiado.
Sigue en Twitter @BaronaMesa

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