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¿Y ellos qué se hicieron?

Al reiniciar mis recorridos por Colombia, y en cada parte, como en...

13 de mayo de 2012 Por: Antonio José Caballero

Al reiniciar mis recorridos por Colombia, y en cada parte, como en Sincelejo, veo que los empresarios ganaderos, turísticos y de la construcción siguen elaborando proyectos, y siguen formando a los jóvenes en las labores del campo, y siguen mirando cómo, ante la ausencia del Estado, sacan adelante estos proyectos con miras a un puerto grande y alternativo para el TLC con los Estados Unidos.Ni para qué hablar de lo que están trabajando los paisas mirando al Atlántico y al Pacífico, multiplicando la promoción de sus productos. Están en la onda mundial, la producción del campo para exportación. Son famosos sus dulces de Jardín, su ropa, sus textiles y su mercadería del cuero, entre otros productos.Pasé por Barranquilla que vuelve a ser la puerta de oro de Colombia. La abundancia de centros comerciales nuevos y espectaculares. La construcción de viviendas de clase media y alta. Las propuestas de exportación de los hombres del campo atlanticense que se han impuesto al duro invierno que los azota al sur de su departamento. Y así podría contar muchas cosas buenas en estos tiempos duros. Que me hacen pensar en mi Valle querido que parece haberse entregado en manos de la desidia empresarial, y haberse resignado al olvido de aquella tierra grande de hombres prósperos, inquietos, trabajadores y sobre todo honrados que nos forjaron en esas épocas en las que uno decía orgulloso Valle es Valle. Ahora los inundados somos nosotros. Se fueron aquellas empresas como Gillette y tantas otras que producían desde aquí para el mundo. Las fábricas de calzado deportivo desaparecieron. Empresas pioneras que surtían los equipos de baloncesto del planeta de este deporte que tantas glorias le dio al Valle y que ahora ni suena ni truena en mapa.Y ya que hablamos del deporte, ni nombrar el fútbol. Dos equipos que andan disputando lo último de la tabla después que peleaban los primeros lugares del torneo. En el ciclismo jamás volvimos a mostrar esa divisa roja y blanca que nos distinguía en todas partes.Y podría seguir hablando de sus mil carencias, sin ninguna necesidad, esta tierra bendita del Valle del Cauca entregada en cuerpo y alma a la corrupción, sobretodo administrativa. Para nadie es ajeno al saqueo en la cueva de San Francisco después que se entregara la gobernación y la mayoría de las alcaldías a elementos sin conciencia administrativa y sin dolor de región para disponer de los recursos de todos.Las vergüenzas políticas que se han protagonizado desde aquí figuran entre las peores del país, y van desde el detrimento patrimonial hasta la destitución de los dos últimos gobernadores. Se robaron hasta el aguardiente, que en otros tiempos era sinónimo de calidad. Una vez pusieron la mano los capos del narcotráfico, esa plaga se nos convirtió en peste eterna. Nadie los enfrenta y todos los conocen. Y claro, a través del miedo que sembraron creen haber ganado la partida.Los vallecaucanos de bien saben de todo esto. Yo lo recuerdo para que se preparen a conciencia para la próxima elección de gobernador. Los empresarios tienen mucha culpa y por lo tanto mucha responsabilidad en lo que está pasando en el Valle. No se hagan los de la vista gorda como lo hicieron en estos años en los que reinaron ‘los señores’, dejándonos los traquetos que se pasean por estos campos otrora prósperos de Colombia.¿Dónde están? ¿Qué se hicieron los grandes hombres del Valle, aquellos de las grandes empresas que no aparecen en estas horas de crisis cuando más se necesitan para impedir que la ruina sea completa?