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‘Decepción’ Colombia

Aunque ya estamos acostumbrados a la ‘paridera’ que significa cada partido de...

20 de noviembre de 2011 Por: Antonio José Caballero

Aunque ya estamos acostumbrados a la ‘paridera’ que significa cada partido de la Selección Colombia de fútbol, el martes era un día especial para la afición, sobre todo para aquellos que habían hecho todo los esfuerzos habidos y por haber para llegar desde Pasto, Barranca, Cali, Leticia y otros recónditos lugares de nuestra geografía al Metropolitano. Algo les decía que estábamos mejorando y que esa tarde contra Argentina lo íbamos a ratificar a pesar de la embarrada contra Venezuela.Nos pegamos del bocón de Gustavo Bolívar quien declaró que “Messi es un jugador común y corriente. Es un jugador como cualquiera de nosotros”. Y nos pareció que las afirmaciones de este futbolista con nombre de Libertador significaban que estábamos listos “incluso pa’ meteles otro cinco cero”, como decía un aficionado costeño cuando los nuestros salieron para el estadio.No hicimos caso a las declaraciones prudentes de ese conductor que tanta falta nos hace, Carlos ‘el pibe’ Valderrama: “Sea lo que sea, es el mejor del mundo y hay que pararlo. Y pararlo no es nada fácil si no estamos atentos y metidos en el partido”. Claro, el diablo sabe más por viejo que por diablo.Me consta que pidieron todo y todo se les dio. Muy pocas veces la naturaleza frena sus expresiones y detiene los aguaceros torrenciales de tres días que dañaron carreteras, reinados, vacaciones bronceadoras y hasta posibles romances, para dar gusto a la Selección colombiana que para ganar necesitaba 34 grados a la sombra a las cuatro de la tarde. Pues los tuvieron desde el mediodía. Ese sol barranquillero picante comenzó a golpear los temores argentinos desde el mediodía.Y llegaron las cuatro. A la hora de la cita no cabía una camiseta amarilla más en el ‘Roberto Meléndez’. La ola comenzó a funcionar desde el “¡Oh Gloria Inmarcesible” y los ‘pelo e’cabuya’, ataviados con pelucas tricolores sudaban su alegría a borbotones. En una bandera albiceleste habían escrito : “Argentina , te queremos” y en la última banda azul decía: “Ver perder hoy”.Todo era jolgorio. Y vino el primero, un regalo de Mascherano que hizo temblar el estadio. Como somos colombianos no aceptamos que fue autogol, y se lo anotamos a Dorlan Pabón.Llegó el segundo tiempo con valores invertidos. Nosotros, que habíamos pedido temperatura para cansarlos, estábamos más cansados que ellos. Messi, que no se había visto antes, comenzó a aparecer y nos asustamos. Y nos descontrolamos tanto que entre nuestro capitán, Yepes, y el arquero Ospina le regalamos al crack el empate. Y sin Agüero nos llegó el segundo puesto por Messi que no quiso hacernos el tercero.Entonces nos dimos cuenta de que Bolívar el nuestro era el verdadero “cualquiera de nosotros”. El ídolo había cumplido y le había tapado la boca.De otra parte, no hubo técnico afuera. Solo alegatos entre el inexperto y nervioso Leonel y el veterano y anacrónico Comesaña. Seguimos en lo mismo, sin gol, algo que es como una enfermedad y no cambia para nada. Me duele la decepción, la tristeza y la rabia que vi después del partido. El pueblo se sintió robado, y una señora que vino desde Piedecuesta declaró: “Que dejen las roscas y se vayan todos al carajo!”. Mejor dicho: el pueblo se cansó de las mismas disculpas de esta ‘Decepción Colombia’.