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De Ángelas y demonios

No ha sido fácil para María Ángela Holguín retornar a su campo,...

18 de julio de 2010 Por: Antonio José Caballero

No ha sido fácil para María Ángela Holguín retornar a su campo, la diplomacia. Ni a sus métodos: diplomacia moderna, rápida y efectiva. Y no le será fácil porque esta mujer, que además le da belleza a los asuntos serios con los demás países del mundo, no tiembla para decidir ‘aquí y ahora’ y enfrentar el problema desde el principio para que no ocurra lo de este final tortuoso con los vecinos.Esta semana se mostraron los demonios cuando María Ángela, la nueva canciller de Colombia, dejó saber que en la agenda inmediata estaba Caracas. Y que entre sus encuentros estaba uno con su colega Nicolás Maduro, porque Venezuela no puede esperar. Como embajadora ante Miraflores lo capoteó de la mejor manera, y sabe que es urgente para todos resolver de una vez por todas los rumores , las acusaciones y los insultos desde Caracas y desde Bogotá. Pero claro, su decisión no podía calar en la diplomacia del avestruz que hemos aplicado en los temas serios. Esa que nos hace reunirnos cuatro horas a discutir una palabra para un comunicado o una nota de protesta que ya han presentado nuestros vecinos, y ya han llamado a consultas a su embajador en Bogotá mientras aquí todavía no hemos empezado a redactarlo.Esa decisión de diplomacia moderna y eficaz debía torpedearse. Y lo hizo el Ministro de Defensa, presentando un refrito ya conocido, que nunca tuvo resultados efectivos. A ciencia cierta, nunca se supo si es verdadera la presencia de guerrilleros en Venezuela, dónde están, y hasta donde está dispuesto el gobierno vecino a ayudar a capturar a estos asesinos para que no vuelva a ocurrir lo de Ecuador. Fue un refrito que aparte de avergonzarnos dañó esa filigrana que ya nuestra nueva canciller había empezado a bordar, y que estaba a punto de dar el primer encuentro en Caracas con un posterior punto de encuentro en Bogotá durante la posesión de Juan Manuel Santos.Y el presidente saliente, a sólo 23 días de entregar, ordena este acto desconsiderado con su sucesor, calificando la gestión como una diplomacia “meliflua y babosa”, definición que debería aplicarse a la que realizó su gobierno. Qué tal esto: “durante seis años el gobierno colombiano sostuvo un diálogo paciente con el gobierno venezolano y todo esto fue infuctuoso”. Tuvieron que pasar 72 meses para darnos cuenta que no nos iban a contestar y que las instancias internacionales son lentas y el problema es urgente en claridad, en acción y en economía. Pero, ahora que Ángela quiere enfrentarlo, salen los demonios a colocar el palo en la rueda.Afortunadamente el nuevo presidente anunció “diálogo directo con los vecinos” mientras los demonios aquí siguen trabajando para despedirse “ a lo bien”. Extra micrófono se supo que varios actores dentro del Gobierno no estuvieron de acuerdo con la maniobra, conscientes del daño que causaría al próximo presidente en materia internacional. Y la embajadora María Luisa Chiape sólo apareció en este episodio para recibir la carta de protesta de Venezuela. Ahora sólo queda pendiente otro ridículo internacional en la OEA con el mismo refrito.