El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

Contrastes

En Santa Marta, nada más bajar del avión, se ve el lamentable...

22 de mayo de 2011 Por: Antonio José Caballero

En Santa Marta, nada más bajar del avión, se ve el lamentable espectáculo, al parecer sin remedio, de la contaminación carbonífera que acaba con todo. Está destruyendo el pescado: “Pasa que tiramos la atarraya y no sale ni siquiera para el desayuno de nosotros. Y a veces viene sabiendo a petróleo o con pedazos de carbón adentro, que le da miedo a uno comérselo”. Esto lo cuenta Samuel, miembro de uno de los 30 grupos de pescadores que malviven de la pesca artesanal sin que las autoridades hagan cumplir las mínimas normas ambientales para evitar daños producidos por el carbón. Las supuestas restricciones que las multinacionales firmaron hace dos años con el Gobierno anterior no se cumplen. Y los daños han ido creciendo de tal manera que se ven los cajones o barcazas llenos de lomas de carbón que el viento sopla hacia la playa dejando la arena negra y fastidiando los pulmones.Y los turistas se quejan de las piedras de carbón que encuentran en la playa cada mañana, y de las partículas que siente en su cuerpo o en su vestido a cualquier hora del día. La Drumond y otras multinacionales no cumplieron ni cumplen compromisos con la comunidad, mientras nadie del Gobierno exige. A las mineras sólo les interesa ganar muchos miles de millones de dólares justificándose con dos o tres obras sociales, que no reparan el daño que causan.En contraste, la gente sencilla celebró el gol de Falcao García. Ese muchacho samario que está en los ojos de los principales clubes de fútbol del mundo porque impuso récord -17 goles- en la copa Uefa con su club El Porto. En el número 22-22, de la 22 de Santa Marta, con su familia vivimos la emoción que nos brindó este ‘dragón del gol’. Otro ‘pibe’ colombiano que vuela alto. Y pensar que en su tierra el Unión Magdalena decepciona con directivos pésimos, de esos que enterraron el fútbol en Colombia.En Cartagena, otro desencanto. Esta vez en el boxeo. En la Calle San Juan, de Getsemaní, encontré a Óscar Escandón. Tolimense, de puños duros y 18 peleas ganadas todas por nock out. No conoce la derrota y se quedó sentando en el andén de su casa esperando que le llegaran la visa y el tiquete para ir a México y disputar el título de los gallos. Parece que se chupó ‘Estrellita’ Martínez, el retador. Nuestro pijao quedó aburrido y tendrá que seguir botando sudor y músculo en el gimnasio ‘Bernardo Carballo’ antes que le aparezca otro retador para alcanzar el cinturón mundial de los gallos.En contraste, me agradó ver a nuestro campeón Rodrigo ‘Rocky’ Valdés. Sesenta y cuatro años de muchos recuerdos y consejos. Las mejores peleas con Briscoe y Monzón. Ahora se anima más cuando cuenta los combates con el argentino y su sonrisa aún muestra sus iniciales doradas. Admira el medallón que le regaló Omar Shariff después de la gran pelea en Montecarlo con Monzón, acompañado ni más ni menos que de Alain Delon y Jean Paul Belmondo.“Yo no fui estudiado, pero la vida me enseñó a cuidar lo que conseguí y a ser buena gente. Con eso me he defendido bien, porque ahora hay mucha gente mala”, dice el ‘Rocky’. En la pared, enmarcados y en blanco y negro, dos puños de gloria con su izquierda destructora. Se para y me dice: “Uno para Monzón y otro con el que agaché a Briscoe. Claro, ellos también me hincharon la cara”. Contrastes caribes, en este país que los tiene al por mayor.