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Blindar sin estorbar

Como los anuncios del Ideam insisten en la llegada inminente de la...

11 de septiembre de 2011 Por: Antonio José Caballero

Como los anuncios del Ideam insisten en la llegada inminente de la segunda ola invernal, me puse de nuevo en la tarea de recorrer los sitios más golpeados por ‘La Niña’. En el Valle lo hice en La Victoria, La Unión y Roldanillo, el triángulo más inundado de la región.En La Victoria encontré al alcalde Gilberto Cataño, quien me cuenta que todas las comunidades escolares que fueron utilizadas para albergar las familias damnificadas están listas para iniciar clases en forma. Esto es cierto en parte porque estando con la Directora y las profesoras de la Concentración ‘Sagrado Corazón’ vimos el deterioro de los salones de clase que según ellas han tenido que pintar y limpiar pagando de sus propios bolsillos.Las paredes están en estado lamentable. Sucias de grasa de cocina porque en cada salón vivían cuatro familias que dormían, cocinaban y todo lo demás en estos claustros construidos para educar no para vivir, en este caso, más de 400 personas.El alcalde defiende su obra y dice que arregló baterías sanitarias y techos. Pero los pupitres fueron destruidos, causando serio problema para la reiniciación de clases. La pregunta que se hacen es qué va a pasar si el próximo invierno inunda de nuevo la población. Los padres de familia no están dispuestos a permitir de nuevo el desastre que ocurrió en las aulas, aunque el Alcalde dice estar preparado con carpas y lotes en caso de urgencia.Pasamos a La Unión, hablamos con la alcaldesa, Alexandra Arias Porras, quien me pareció la más segura y acertada en respuestas sobre desembolsos de ‘Colombia Humanitaria’. Me contó que las fiducias son la traba para los auxilios que deberían haber llegado de forma inmediata. Ella tiene las cartas de autorización de recursos desde hace tres meses pero sólo pudo empezar trabajos el pasado lunes. Y en todos los municipios visitados hay vías alternas que siguen inservibles, manteniendo aisladas a muchas veredas y corregimientos.La Alcaldesa dice que está preparada con las obras que ha realizado “en un 80% para afrontar el invierno que venga y para que el río Cauca no vuelva a destruir lo que se llevó en el pasado”.En Roldanillo, el alcalde, John William Alba, me dijo que espera que el fenómeno no sea tan fuerte como el anterior pero que también está preparado para enfrentarlo. Allí, en Pueblo Nuevo – Guayabal, debajo del puente de salida, no ha habido reconstrucción. La gente sigue viviendo en tugurios tapados con polisombras. Y aunque reconoce que las ayudas en víveres fueron oportunas y copiosas se queja del olvido en las promesas de reubicación. A través de su vocero, los damnificados piden que “se respete nuestra condición de agricultores, de hombres de campo para en la nueva ubicación poder trabajar la tierra que es lo que sabemos hacer”.El gobernador Francisco Lourido me dijo que no estamos preparados para enfrentar el invierno anunciado por las mismas razones que contaron los alcaldes. Sólo hasta hace una semana él pudo autorizar obras que debían estar marchando hace tres meses, con los consecuentes peligros para el campo vallecaucano que merece una felicitación porque dejó el desastre atrás y de nuevo las frutas están maduras y casi listas para exportar al mundo.Pero no olvidemos que el río Cauca regresa tarde o temprano a reclamar lo que era suyo. Y como el tiempo apremia es urgente agilizar los recursos para terminar las obras de defensa.