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¡Bafana, Bafana! desde Sudáfrica

Con este grito de guerra de los aborígenes africanos se inició el...

10 de febrero de 2017 Por: Antonio José Caballero

Con este grito de guerra de los aborígenes africanos se inició el Mundial tan esperado en el continente negro. Con él empieza a mostrar que es posible la paz a través del diálogo, y que la razón y la constancia pueden más que la locura y la violencia.Para empezar, les cuento del vuelo de Buenos Aires a Johannesburgo. En un 407 de Aerolíneas Argentinas y en medio de doscientos barras bravas, esta vez disfrazados de hinchas del Independiente de Avellaneda y con la camisa de las juventudes sindicales por debajo, me tocó soportar hasta el miedo lo que transmiten estos desadaptados que fueron puestos presos nada más llegar al aeropuerto africano debido a sus antecedentes penales. La mayoría tendrá que pagar con trabajo social su intento desestabilizador en este Mundial.Están marcados como las cartas malas del naipe. Nadie los soporta, y de verdad se siente uno en el peor momento cuando en el avión empieza a oler a marihuana en pleno vuelo. Dos horas después ves que la taza del baño está repleta de papel y de colillas de cigarrillo con el penetrante olor a tabaco. Finalmente la pesadilla se calma cuando los jefes de cabina enfrentan a los dos “capitanes” y les exigen “mando y dureza para aquellos que estén pensando en sabotear el vuelo”.Al llegar al destino empiezas a ver con cuánto cariño y colorido se prepararon para recibir al mundo del fútbol. Lástima que el transporte público se les salió de las manos, por lo cual el caos que se vive es desastroso. Con decirles que el día de la inauguración gastamos cinco horas para llegar al hermoso estadio construido para el evento. Esta ciudad donde vive gente de todo el mundo, llegada años atrás, adivinando el éxito y la prosperidad desde hace doce años, con Mandela.Eran los secuestrados de entonces que hoy empiezan a vivir las bondades de la paz. Claro que todavía se nota algún resquemor en la sociedad. La noche del concierto espectacular que lideraron Juanes y Shakira en el Orlando Stadium, vio que les tiraban las puertas en las narices cuando quisieron entrar al espectáculo, y sólo pudieron ver pasar las caravanas de ‘FIFA’ Blatter y compañía en lujosos automóviles que en caravanas bullosas y multitudinarias atravesaban su barrio sin permiso y sin invitarlos a la fiesta que organizaron en su casa, pero no los invitaron para nada.Otra cosa es la alegría que de todas maneras expresan con la música como símbolo del encuentro con la felicidad. Las ‘vuvuzelas’ –trompetas plásticas– son algo ya familiar, su ruido ya no molesta, y por el contrario nos sentimos llamados por la tribu del fútbol.Y hablando de fútbol , esta vez parece que los españoles son favoritos para cumplir el sueño de liderar el balompié mundial. Por ahora llegan con muchas expectativas y el título europeo. Ojalá, esta vez puedan llevar el título a casa. De Argentina, mis colegas dicen: “Con Bielsa nos preparamos requetebien y todo salió mal. Ahora con Diego toda la preparación fue un desastre y a lo mejor salimos campeones”. Son cosas del fútbol, mientras los hinchas albicelestes pregonan su confianza te dicen sotovoce: “el Diego como entrenador sigue siendo el mejor futbolista del mundo”.Y la torcida que trae Brasil. Desde Pelé hasta el último de Dunga para este Mundial, viven el aplauso de pentacampeones. Y al final, con orgullo, también está aquí Colombia. Oscar Julián Ruiz al pito. Ojalá le vaya bien al llanero. Y en la técnica de Honduras, un hombre que lo merece todo por su sencillez y sapiencia: Reynaldo Rueda y su cuerpo de asistentes que lidera Alexis Mendoza.Me encontré otro colombiano que merece página aparte. Un arquitecto bogotano que lideró los proyectos del aeropuerto de Durban, el más moderno de Sudáfrica. También manejó la construcción de su estadio y varias cosas más que lo hicieron “importar” 20 compatriotas que pusieron su mano y su inteligencia para que este sueño fuera realidad. De él hablaremos luego. Mientras tanto, “¡Bafana… Bafana!”.