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Adiós madiba. ¡Gracias!

Dicen que cuando el último presidente blanco de Sudáfrica se aprestaba a...

8 de diciembre de 2013 Por: Antonio José Caballero

Dicen que cuando el último presidente blanco de Sudáfrica  se aprestaba a comunicarle al mundo la liberación de Nelson Mandela luego de 23 años de cautiverio, alguien  le insinuó que fuera corto porque el líder negro estaba bastante golpeado por la prisión. De Clerck lo hizo en segundos: “El Sr. Nelson Mandela ha quedado desde este momento en libertad incondicional”. Luego se sabría que fue el mismo Mandela quien advirtió sobre el contenido del anuncio.Era así. Un hombre parco, de sonrisa generosa y serio que hablaba con convicción y coherencia mezcladas con su terquedad, que era su sabiduría. Así lo describen sus vecinos que rodeaban su casa en Soweto, sitio que fue base de su lucha, y que lastimosamente hace unos años vimos golpeado por la droga en los estratos jóvenes-mayores, mientras en casi todos los ángulos del poblado hay canchas de fútbol con profesores aprendiendo la nueva magia del  balompié. Las paredes de las canchas estaban marcadas por muros en los que artistas jóvenes y enfermos de sida pintaban sus expresiones sobre el Mundial de entonces.Una de las pocas entrevistas para Tv se la concedió a José Antonio Guardiola, director entonces del programa ‘En Portada’. El periodista cuenta que “al estrecharle la mano a Mandela sentí algo sobrenatural, algo grande que me cubrió al saludarlo”. Relata que cuando lo interrogó sobre el VIH en su país “me lanzó una mirada que me situó en otro lado. Tal vez me respondió sobre el estado del tiempo. Si hubiera estado ante otro personaje no hubiera dudado en contrapreguntarle, pero sentí que estaba ante el mito”.Ahora que vuelven las reelecciones y los articulitos en Colombia y vecindades, lean: “El que piense que la transición es de un hombre o una mujer está mal situado. Estos proyectos son de todo un pueblo y cuando uno cumpla su papel debe dar paso a los demás que traen mejores ideas y nuevas fórmulas para reforzar lo hecho. No hacerlo, será frenar el desarrollo y cortar la oportunidad a los que vienen atrás siguiendo tus propios pasos que no tendrán la oportunidad de pasar a la historia que también les pertenece”. Así era “el abuelo de la libertad, la dignidad y la reconciliación”, basado en la no violencia de sus inspiradores, Ghandi y  Luther King. En el deporte, una de sus pasiones, juntó a blancos y negros a través del rugby, “un deporte exclusivo de blancos que los negros odiaban y no entendían”. Terminó Sudáfrica siendo vencedor. Lo mismo hizo cuando sorprendió a sus colaboradores de lucha adaptando una música negra con palabras agresivas de vencedores y  vencidos con el Apartheid. Les dijo: “¿De un plumazo van a destruir lo que ha costado tanto trabajo construir? ¡Ni hablar! Será una mezcla del himno negro y el himno blanco, que es nuestra realidad”. Amó la música: “Nos libera de todo y nos une a todos. Es que la música cuenta lo que piensa el corazón”.Me contaba Víctor G. Ricardo, exembajador de Colombia en Pretoria que le preguntó a Mandela por el proceso del Caguán, del que el diplomático fue Comisionado de Paz: “Cuando uno se sienta a dialogar sobre paz con los otros, nunca debe pensar que está con los enemigos. Se trata de todo un país que está conversando allí para llegar a un acuerdo”.Ojalá algo nos quede algo de Madiba, para que apuremos sin protagonismos estúpidos y rabietas infantiles. Es Colombia la que está sentada en La Habana. Y todo con prudencia, verdad  y dignidad para llegar a la paz.