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Sueltos de tramojo

La Constitución de Colombia permite la irresponsabilidad en la conducta de los...

4 de noviembre de 2013 Por: Antonio de Roux

La Constitución de Colombia permite la irresponsabilidad en la conducta de los altos servidores públicos. Quien no comparta esta afirmación debe recordar que la Carta pone en manos de la Comisión de Acusación de la Cámara, integrada por individuos grises y sin experticias, la instrucción de los procesos contra los magistrados de las altas cortes. La circunstancia aludida, se vincula fatalmente a la destrucción del sistema de Justicia de nuestro país. En la práctica los magistrados de las altas corporaciones judiciales están sueltos de tramojo, no hay quien tenga la capacidad y la determinación de juzgar sus actuaciones. Para decirlo con otras palabras, en el ejercicio de sus cargos esos funcionarios son irresponsables, entendiendo por irresponsable lo que define la Academia de la Lengua: aquella persona a la que no se le puede exigir responsabilidad alguna. Como consecuencia de esta situación en el país no se aplica ese principio democrático según el cual nadie puede ser superior a la ley.Según datos de prensa en la Comisión de Acusaciones cursan centenares de investigaciones que vinculan a un buen número de magistrados. Pero los trámites avanzan lentamente, como si esperaran que opere la prescripción de los procesos. Sin embargo a veces, hay sorpresas y las actuaciones terminan con velocidad de vértigo, dando lugar a vergonzosas exculpaciones. Tal es la que recibió el magistrado Henry Villarraga vinculado al carrusel de las pensiones. El asunto por supuesto es complejo. No se trata solo de la fragilidad, la mediocridad, la falta de recursos de la llamada “Comisión de Absoluciones”. La propia Constitución de 1991 establece líneas de compadrazgo y complicidad inconvenientes entre las altas cortes y el Congreso. Son los parlamentarios quienes en últimas designan a los integrantes de aquellos organismos judiciales, y se encargan tanto de investigar a los nombrados como de su eventual juzgamiento.Ahora bien, para mantener un supuesto equilibrio entre los poderes del Estado, se estableció que las cortes, y en particular la Corte Suprema de Justicia, la campeona de Life Miles y Avianca Plus, se encargaría de juzgar a los congresistas. En resumen: tu me juzgas a mi, yo te juzgo a ti… hagámonos pasito, viejo, y verás cómo todos ganamos…Lo escrito lleva a comprender que en este país lo que algunos llaman la “Dictadura de los jueces” es una eventualidad que espera a la vuelta de la esquina. ¿Si para las altas cortes no hay controles ciertos, quién va a salvarnos de las conductas venales de sus integrantes; de sus fallos superficiales, politizados o torcidos?Para poner orden a estas cosas, que comprometen nuestra viabilidad como nación, los ciudadanos deberíamos ponernos en pie trabajando en dos frentes. Por un lado es necesario exigir una reforma inmediata que desmonte el matrimonio aberrante entre la Justicia y la política. Adicionalmente, mientras la reforma se materializa, tenemos que hacer valer nuestro derecho a denunciar. De esta manera, si la Comisión de Acusaciones es ineficaz y presumimos que sus integrantes cometen prevaricato por acción u omisión, deberíamos movilizarnos para pedir que se los investigue y reciban el castigo que pudiera corresponderles por estar contribuyendo con su falta de resultados, a la disolución de Colombia.