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Ospina y su arma contra el Covid

El arma adoptada por el alcalde Ospina mueve a la esperanza: existen serios motivos para pensar que la Ivermectina es eficaz contra el virus

19 de julio de 2020 Por: Antonio de Roux

El alcalde de Cali ha sido criticado por propiciar el uso de Ivermectina en el tratamiento del Covid-19. Hasta el periódico El Tiempo le despachó un editorial en tono de regaño y advertencia.

El diario capitalino omite decir que ese fármaco de bajo precio se ha usado como antiparasitario desde hace cuarenta años, período en el cual administraron más de dos billones de dosis con excelente tolerancia.
Tampoco se menciona que en estudios de laboratorio y en experiencias de campo el producto viene demostrando capacidad de neutralizar el virus cuando se proporciona al inicio de la infección. Así lo refieren las positivas experiencias registradas en Perú, Ecuador, Argentina, República Dominicana y Bangladesh.

Lo deseable con los tratamientos innovadores es el cero riesgo para el paciente y la eficacia garantizada. Pero se olvida que frente a una pandemia galopante no existe tiempo para anticipar evidencias conforme a los protocolos científicos. En estas circunstancias mientras terminan los estudios requeridos, resulta imperioso considerar rutas terapéuticas alternativas confiando en el buen criterio del médico tratante y los datos razonables provenientes de la experiencia.

Lo anterior no es una aseveración a la ligera, es un principio contenido en la Declaración de Helsinki emitida por la Asociación Médica Mundial. Aquel instrumento señala en su artículo 37: “Cuando en la atención de un paciente las intervenciones probadas no existen u otras intervenciones conocidas han resultado ineficaces, el médico, después de pedir consejo de experto, con el consentimiento informado del paciente o de su representante legal autorizado, puede permitirse usar intervenciones no comprobadas si, a su juicio, ello da alguna esperanza de salvar la vida, restituir la salud o aliviar el sufrimiento…”.

Del texto anterior resultan un par de conclusiones. La primera es que todo tratamiento debe estar mediado por un profesional de la medicina. La segunda es que ese profesional a falta de un protocolo avalado científicamente, está habilitado para intentar otras alternativas siempre que cuente con la aceptación del paciente.

Mi interpretación personal en condiciones de emergencia pandémica es que el sistema de salud en su conjunto y los profesionales, no solo pueden si no que deben ofrecer al paciente respuestas concretas que consideren lo ya conocido sobre la enfermedad y su prognosis. Entre las cosas sabidas está que el covid es más susceptible a los fármacos en la etapa inicial de la enfermedad y, además, que el bicho cuenta con la capacidad de desencadenar una reacción inflamatoria creciente la cual, de no ser atajada a tiempo, conduce la muerte.

En otras palabras, el enfermo sintomático aún antes de tener el resultado de pruebas que tardarán días en llegar, tiene que poder acceder a una terapia integral y diferenciada, incluyendo posibles antivirales.

Vistas las cosas así la indicación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de encerrar los enfermos en casa y darles solo acetaminofén, antifebril capaz de enmascarar los síntomas, es poco menos que criminal. En contraste el arma adoptada por el alcalde Ospina mueve a la esperanza: existen serios motivos para pensar que la Ivermectina es eficaz contra el virus. Y en todo caso, como lo afirmara ayer un reportaje de El País, ella es mejor que nada.

Sigue en Twitter @antoderoux