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Inclusión y reforma laboral

El régimen laboral colombiano es garantista para el trabajador vinculado por contrato, protege la relación laboral dependiente, pero no cuida el derecho a trabajar que tienen todos los habitantes.

3 de febrero de 2019 Por: Antonio de Roux

El régimen laboral colombiano es garantista para el trabajador vinculado por contrato, protege la relación laboral dependiente, pero no cuida el derecho a trabajar que tienen todos los habitantes. La falta de flexibilidad y los costos implícitos del sistema vigente estimulan la informalidad, situación que incide a su vez en la baja cobertura pensional.

El trabajador ‘formal’, vinculado de la manera prevista en la ley goza de un salario regulado legalmente y prestaciones que multiplican su asignación básica. Además dispone de cobertura en salud y de un futuro pensional despejado. Pero la inflexibilidad del sistema excluye, impide que otros integrantes de la fuerza laboral puedan acceder a oportunidades semejantes. Ante un servicio discontinuo o esporádico el patrono estará reacio a aceptar un contrato laboral convencional y asumir las obligaciones que se derivan de este.

Siendo así las cosas el empleado que trabaja unas cuantas horas a la semana tendrá carácter de independiente, y le corresponderá incurrir en costos relacionados con su propia seguridad social. Estos trabajadores independientes por regla general presentan laxitud en sus aportes al sistema: contribuyen de manera ocasional o no lo hacen. El efecto se ve en el creciente déficit pensional.

Para comprender la dimensión del problema es preciso considerar que aproximadamente el 50% de las personas ocupadas lo hace en actividades informales y de estas apenas la mitad contribuye al sistema de seguridad social.

La cuestión de fondo radica en que nuestra ley generaliza, desconoce la naturaleza propia de ciertas labores. La Ministra del Trabajo y Seguridad Social ilustrando el punto se refería recientemente a los ordeñadores que trabajan dos o tres horas al día, pero hay multitud de ejemplos que podrían ser citados.

Las consideraciones transcritas sirven para explicar la reforma anunciada por el gobierno la semana anterior. El planteamiento oficial busca implantar un esquema integral y generalizado de protección a las personas en edad de retiro. Para ello se hace necesario flexibilizar la contratación en materia laboral, lo que a su turno implica viabilizar el pago por horas trabajadas.

Ahora bien, lo recibido por el trabajador como producto de un servicio por horas sería mayor ya que debe incorporar elementos prestacionales, entre los que se cuentan las contribuciones de seguridad social a cargo del empleador. El procedimiento de ser adoptado, representaría una revolución en materia de oportunidades, empleo, seguridad social y formalización. Y no es un procedimiento particularmente novedoso: se aplica ya en economías comprometidas con garantizar el derecho universal al trabajo.

Una legislación como esta supone garantías en el sentido de que no se afectarán los contratos y beneficios aplicados bajo el sistema vigente. A su turno a las organizaciones sindicales correspondería entender que la construcción de una Colombia incluyente, con oportunidades para todos, demanda ánimo generoso y compromiso de toda la sociedad.

La propuesta comentada debe considerarse de manera desprevenida. En la polarización que vivimos no faltarán quienes la desechen sin tener en cuenta su potencial impacto positivo. Es el precio de estar en un país polarizado, donde lo que impera no son las ideas sensatas sino el fundamentalismo político.

Sigue en Twitter @antoderoux