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Emcali: ¿pagar o no pagar?

La intervención de las Empresas Municipales de Cali en aquel abril del...

30 de noviembre de 2015 Por: Antonio de Roux

La intervención de las Empresas Municipales de Cali en aquel abril del año 2000 parecía inevitable. La entidad se encontraba postrada, cerca de incumplir las obligaciones con proveedores, contratistas y sector bancario; no podía cubrir sus compromisos pensionales; la gestión eficiente era imposible ante las exigencias burocráticas de los concejales y las ambiciones de los sindicatos. Una intervención que no ha debido durar más de un par de ejercicios se prolongó por trece años en los gobiernos de Andrés Pastrana, Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, quien tuvo el buen juicio de devolver la compañía. Pero retornaron una entidad enferma, en la que subsisten buena parte de los males estructurales. La devolución vino acompañada por la noticia de que la empresa tiene que pagarle al Estado Colombiano la bicoca de un billón de pesos. Como Emcali no tiene reservas, ni cuenta con los flujos financieros requeridos, la plata tendría que salir de quienes son usuarios de servicios públicos, léase: de los ciudadanos caleños. No voy a juzgar a los gerentes interventores. En su mayoría y a pesar de tener las manos amarradas, prestaron el mejor servicio posible. Sin embargo, entre los impactos negativos de la intervención la gente menciona:1) Aumento de las pérdidas de agua que pasaron del 30% a más del 50% del líquido tratado. Esta situación provendría de la falta de inversiones oportunas en mantenimiento y reposición de redes. 2) Destrucción de valor y detrimento patrimonial con relación al negocio de telefonía. 3) Sobrecostos en la adquisición de energía en bloque por no haber autorizado la compra del recurso oportunamente, cuando los precios eran favorables.4) Descuido en el mantenimiento de equipos especiales como la planta de tratamiento de aguas residuales (PTAR), asunto que podría comprometer su operatividad y demandar nuevas erogaciones.5) Graves limitaciones para atender la extensión de los servicios, particularmente en las zonas de expansión . Se afirma que nos toca abonar el billón porque los gobiernos nacionales de turno pusieron esa suma a fin de sufragar pasivos que Emcali no podía atender. Pero lo que no se dice es que si la empresa hubiese estado bien administrada por aquellos gobiernos, habría generado los fondos necesarios para cubrir sus compromisos, consolidarse y crecer. A partir de los antecedentes transcritos conviene mirar la pegunta esencial : ¿Emcali y los caleños debemos pagar el billón que nos quieren cobrar desde Bogotá? Mi opinión como la de muchos otros, es que no tenemos por qué hacer ese pago. Lo procedente por el contrario, sería examinar la responsabilidad de los gobiernos centrales en la deficiente gestión de Emcali, y en los perjuicios que a esta se le infligieron. Más aún, una vez efectuada esa revisión podría ser necesario considerar acciones encaminadas a indemnizar a nuestra ciudad ante el manejo inadecuado de sus intereses, manejo que habría configurado una falla en el servicio por parte del Estado.Para adelantar el examen aludido se viene hablando de conformar grupos de trabajo o paneles en los que participen las ligas de usuarios, los profesionales especializados y las organizaciones de la sociedad civil, entre otros. Amigo lector, si no deseamos pagar lo que no debemos y somos buenos caleños, quizá llegó el momento de sumarnos a esa idea.