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Cali metropolitana

Mientras escribo esta nota en mi casa del norte de Cali, me...

19 de julio de 2010 Por: Antonio de Roux

Mientras escribo esta nota en mi casa del norte de Cali, me llega el ruido atronador de una de las tantas discotecas ubicadas en el municipio de Yumbo. Han sido años de lucha estéril. Contra toda lógica, contra toda norma, a pesar de los torrentes de memoriales y recursos la perturbación sigue allí, bailando en las barbas de unas autoridades indiferentes. Yumbo viene permitiendo que en zonas definidas como habitacionales por el POT, se abran supuestos restaurantes. En realidad discotecas de mala catadura, donde son comunes la violencia y el alboroto a altísimos decibeles. Es una historia repetida tanto en Candelaria como en Jamundí. Lo grave del cuento es que debido a los fenómenos de conurbación y a la proximidad física, ciertas decisiones aparentemente intrascendentes de esas municipalidades, terminan por afectar la vida de millones de caleños. Cali necesita el agua del Cauca que Jamundí quiere enmugrarle. Cali necesita el aire puro que Yumbo permite contaminar. Cali necesita reducir esos niveles de alcohol y violencia que en Candelaria se estimulan cada noche hasta el desenfreno. Pero como los caraduras existen estos municipios vecinos que no contribuyen con nuestro bienestar, quieren quedarse con lo mejor de todos los mundos, la tajada y el pan. Que los incluyan en la cobertura de los servicios públicos, les extiendan el transporte masivo, las vías rápidas, el tren de cercanías. Y claro, que los sacrificios y el gasto recaigan sobre ese que ellos consideran un tonto grande y que se llama municipio de Cali. Lo expresado en los párrafos anteriores pone de presente la importancia de estructurar el área metropolitana de la región caleña. Requerimos una sola autoridad que planifique y dirija todo lo relacionado con la organización territorial, la seguridad ciudadana, las soluciones de transporte, las vocaciones productivas, el control medioambiental. El propósito de la iniciativa no es como piensan algunos eliminar los municipios vecinos, pero si unificar la orientación del desarrollo de la gran urbe caleña. En esencia lo que se busca es que el progreso de esta ciudad- región, quede a salvo de los vicios y trabas impuestos por la politiquería y los pequeños intereses presentes en la vida de las localidades. Siendo este un tema de tanta trascendencia, no podemos seguir ahogándonos en los buenos deseos. Sobre todo cuando sabemos que el alcalde Jorge Iván Ospina, ha mencionado en varios escenarios la conveniencia de acudir al instrumento del área metropolitana. Concretar esta posibilidad supondría adoptar algunas medidas concretas:Lo primero es dejar sentado que Cali no está dispuesta a seguir extendiendo soluciones en materia de servicios de transporte y saneamiento básico para los vecinos, hasta tanto no se haga realidad la creación del área.Lo segundo es tomar conciencia de que para poner en marcha la organización de un área metropolitana, no se requiere el consentimiento o patrocinio de las autoridades de cada municipio involucrado. Lo único indispensable es recoger firmas que representen un 5% del censo electoral del territorio respectivo. Cumplida esta condición vendría una consulta popular en la cual se definiría el tema teniendo en cuenta la opinión mayoritaria de los sufragantes.Considero que la hora de conseguir las firmas ha llegado, propongo que empecemos.