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Foto de referencia. Migración Colombia tramitó la deportación de la colombiana Echeverría desde Suiza. | Foto: Archivo de El País

Ante las urnas

Si como ha sido tradicional elegimos individuos hambrientos de mermelada y contratos, solo Dios podrá salvarnos.

27 de febrero de 2022 Por: Vicky Perea García

El período constitucional que se inicia el próximo 7 de agosto presentará grandes desafíos y amenazas. Para comenzar llevamos años de andar lento en la adopción de normas que respondan al reclamo de los grupos poblacionales golpeados por la falta de oportunidades y el hambre. Además, hemos ignorado olímpicamente la urgencia de una legislación que haga eficaz a nuestro Estado y lo lleve a ocupar el territorio, derrotar la corrupción, asegurar justicia cumplida, eliminar la politiquería orientada al beneficio personal.

El reto mencionado coincide con una amenaza sin precedentes en la historia de nuestra institucionalidad. Se trata del proyecto político de la izquierda radical que proclama al aire sus propósitos de extenderse en el poder; golpear la propiedad privada; cerrar súbitamente la llegada de alimentos del exterior dando pie a que la carestía nos devore; gastar los ahorros pensionales de los colombianos; convertir el Banco de la República en fábrica de billetes para que nuestra economía estalle como la de Venezuela y la gente sobreviva de las esquivas cajas de alimentos qua apenas se dispensan a los aliados del régimen.

Aquel proyecto se propone cambiar la Constitución Nacional a través de referendos o de una Asamblea Constituyente, lo cual supone la necesidad de contar con un Congreso ejemplar. Al efecto debe considerarse que los mecanismos de reforma pretendidos requieren previamente de leyes que determine el alcance de los cambios. Si como ha sido tradicional elegimos individuos hambrientos de mermelada y contratos, solo Dios podrá salvarnos.

La buena noticia es que se cuenta con congresistas deseosos de continuar cuyas trayectorias vaticinan el uso responsable del poder con respecto a los temas nacionales y las necesidades de la región. Entre estos personajes es preciso aludir al representante Juan Fernando Reyes Kury, impulsor de leyes importantes de estirpe social; el también representante Cristian Garcés, destacado en la racionalización de los asuntos fiscales, y el senador Gabriel Velasco quien viene actuando en el control político. Apoyar estos candidatos es importante porque hay caciques de sus partidos que quisieran cerrarles el paso. La lista de los que desean persistir en el Senado incluye los nombres de Carlos Fernando Motoa y Norma Hurtado, conocidos defensores de la agenda vallecaucana.

Al Senado también quieren llegar figuras cuyas destrezas permitirían potenciar el trabajo parlamentario en beneficio de la región. Son los casos de Michel Maya, estudioso apasionado de las problemáticas caleñas y Mabel Lara, comunicadora representante de los afros caucanos. A los anteriores se suman para la Cámara Mildred Arias, talentosa analista del sector público y un Gustavo Orozco innovador. En esta relación podrían faltar aspirantes y será necesario hacer el esfuerzo de profundizar su conocimiento en los días venideros.

A diferencia de lo usual en América, Colombia tiene para la presidencia buenos candidatos quienes compiten en las dos coaliciones de centro. En lo que a mi corresponde atenderé el llamado del Centro Esperanza depositando mi voto por Sergio Fajardo. Además de su experiencia, propuestas y talante, Sergio es señalado por varios sondeos como el más opcionado para pasar a la segunda vuelta y derrotar el proyecto del exasesor de Chávez que desea gobernarnos.

Sigue en Twitter @antoderoux