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Alarma electoral en el Valle

Las semanas han pasado desde la segunda vuelta presidencial. Los comentaristas e informadores olvidaron lo que pasó en el Valle, donde se ven síntomas de un cambio dramático en las tendencias del electorado.

8 de julio de 2018 Por: Antonio de Roux

Las semanas han pasado desde la segunda vuelta presidencial. Los comentaristas e informadores olvidaron lo que pasó en el Valle, donde se ven síntomas de un cambio dramático en las tendencias del electorado. Pareciera que los afectos de la gente están migrando hacia la opción populista de izquierda.

Sergio Fajardo fue el triunfador en la primera vuelta. Sus propuestas ancladas en el centro del espectro ideológico movilizaron a los ciudadanos. Pero en esos comicios apareció en la comarca un síntoma inquietante: Petro y su estilo demagógico triunfaban en la mayoría de municipios donde existen instalaciones azucareras, con la notable excepción de Palmira.

Para la segunda vuelta las preferencias por aquel personaje siguieron al alza. Pasó a ser mayoría en veintiún municipios incluyendo tanto a Cali como a Palmira, y totalizó el 54% de los votos válidos emitidos por los contendores en el departamento. El asunto contrasta con Antioquia donde Duque casi triplicó a su contendor, e implica que el peso de nuestra comarca y nuestra representatividad en el próximo gobierno podrían estar en vilo.

El exalcalde de Bogotá ahora saca pecho diciéndose dueño de la oposición, pero no menciona que sus votos pertenecen a muchas agrupaciones. Tampoco dice que sus resultados estuvieron favorecidos por circunstancias puntuales. Entre estas se cuentan el silencio de Fajardo y la artillería verbal con sentido de la oportunidad propia de Claudia López.

Nadie puede negar que las organizaciones vinculadas al sector azucarero son el motor principal de la economía regional. Su dinámica y capacidad innovadora; su compromiso con la generación de oportunidades; su contribución a las finanzas públicas; sus ambiciosos programas sociales, saltan a la vista. Tanto es así que el Informe Regional de Desarrollo Humano señala que las poblaciones donde se asienta esa industria poseen indicadores sociales mejores que las restantes.

Pero al contrastar tal evidencia con el comportamiento electoral del campo vallecaucano, puede concluirse que algo no funciona en el relacionamiento del sector con unas comunidades cada vez más activas en asuntos políticos. Pensar que todo se soluciona con mejores comunicaciones y más actividad social no es realista. Además de esto se necesitan estrategias para que un mayor número de vallecaucanos, y no solo los empleados directos y sus familias, se hagan parte de aquella cadena productiva. Por eso conviene explorar la apertura accionaria de las empresas azucareras a través de sociedades anónimas inscritas en el mercado de valores. Este podría ser un gana gana que acaso permita la vinculación de infinidad de pequeños inversionistas al negocio emblemático de la región, atrayendo también su compromiso económico y su respaldo.

De otro lado, es necesario que se aceleren los planes para expandir la producción hortofrutícola ya que ella tiene la capacidad de generar empleos e ingresos en el corto plazo. Finalmente, ante la crisis de la política tradicional, es indispensable que los hombres de empresa con una visión democrática e inclusiva de la sociedad apoyen opciones electorales de genuino carácter ciudadano.

El Valle necesita acciones inteligentes y audaces para contrarrestar el odio de Petro y sus émulos. Se debe actuar cuanto antes, aún hay tiempo.

Sigue en Twitter @antoderoux