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Terrorismo y feminicidios

Este verano nefasto de atentados terroristas que no da tregua pareciera estar diseñado para que una población civil acostumbrada al bienestar, al respeto por la vida, a un Estado fuerte y protector se levantara de su letargo y saliera a las calles a protestar.

22 de junio de 2017 Por: Angela Cuevas de Dolmetsch

Este verano nefasto de atentados terroristas que no da tregua pareciera estar diseñado para que una población civil acostumbrada al bienestar, al respeto por la vida, a un Estado fuerte y protector se levantara de su letargo y saliera a las calles a protestar.

En Europa, la amenaza del terrorismo islámico es real y tan pronto se realiza un atentado, el grupo responsable sale a reivindicarlo con gritos salvajes de victoria, así el culpable sea militante, simpatizante o simplemente un desviado mental.

¿Pero en Colombia? En vez de generar un apoyo solidario, un deseo de ayudar a las familias de las víctimas se convierte en el más terrible de los oportunismos políticos, donde todos cogen balcón para ver cómo se desarrolla el pugilato del siglo. Uribe con su malsano liderazgo fue pillado en la mentira enviando un supuesto mensaje para desviar la atención y alimentar el odio hacia la izquierda sobre lo cual quiere montar su campaña para las elecciones del 2018.

Poco hemos pensado que el acto terrorista fue en los baños de mujeres, donde podrían haber muerto niños y que fue distinto de otros contra la Fuerza Pública.

Dicen que estamos nuevamente en manos de los sucesores de Pablo Escobar. Los grupos del narcotráfico dirigidos por psicópatas se caracterizan por sus aberraciones sexuales y violaciones sistemáticas de menores de edad, con profundo desprecio por las mujeres, y que viven en una cultura machista de narcotráfico, drogas y bacanales en que la violencia contra la mujer es el pan de cada día.

Somos además una sociedad enferma, con cifras escalofriantes de maltrato hacia la mujer, ni siquiera relacionadas con la guerra. Según Medicina Legal sólo en Bogotá, en el 2016 se recibieron 1689 denuncias de mujeres desaparecidas. En Bogotá una mujer es agredida cada 12 minutos, violada cada 17 minutos, asesinada cada 72 horas. En Colombia hasta el 11 de abril de 2017 habían muerto violentamente 345 mujeres o sea 3,4 mujeres cada día.

En el 2015, Las organizaciones de mujeres, asqueadas por el asesinato de Rosa Elvira Cely en el parque Nacional de Bogotá lograron que se aprobara una ley con la cual se tipifica el feminicidio como un delito autónomo.

La ley 1761 del 06 de julio del 2015 parecía tener dientes. Su implementación no ha sido fácil y aunque las penas dan el máximo de 60 años, a ninguno se le ha aplicado y por lo tanto el delito no es ejemplarizante. Por otro lado, la violencia psicológica de la cual poco se habla, se ejerce sistemáticamente no sólo en la familia sino en el trabajo y en los negocios. Casi sin darse cuenta los victimarios se vanaglorian de sus éxitos en las negociaciones pero son tan cínicos que ni se dan cuenta del daño emergente. Y que triste, el sicariato no cesa tanto moral como psicológico y ahora nos matan con bombas.

Sigue en Twitter @Atadol