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Qué alivio, salimos de Termoemcali

Sin entrar en la polémica de la subasta del 49 % del...

2 de julio de 2010 Por: Angela Cuevas de Dolmetsch

Sin entrar en la polémica de la subasta del 49 % del componente de telecomunicaciones, no hay duda que la gestión de Susana Correa al frente de Emcali no podía ser mejor. Haber logrado vender el 92% de Termoemcali, la mayor causa de las cuantiosas perdidas que arrastró inexorablemente a Emcali hacia la quiebra en el año 1999 por una suma de $373.930 millones es en sí una proeza.En aras de la transparencia, no es conveniente ignorar las nefastas negociaciones que llevaron a Emcali, en ese entonces la alcancía del municipio, a pagar US$4 millones mensuales por un contrato de Termoemcali llamado PPA.El negociado se gestó como un arreglo financiero por el cual una empresa de papel, JMC Cauca Valle y Inc, incorporada en Delaware y con una dirección en un local vacío, un teléfono inexistente y gerenciado por una despampanante rubia, Linda Browning Hardenbergh, mesera en una Burger King de Miami, que firmó el convenio por el cual la empresa gestora recibiría en un principio intereses del 10% mensual y una vez construida la térmica, suministrara o no la energía, empezaría a cobrar US$4 millones mensuales. Estos dineros fueron desde un principio consignados a cuentas cifradas en las Islas Caymán y los responsables abogados, de aquellos que han representado a más de un dictador corrupto y cuya labor es esconder la identidad del verdadero dueño. John Maro, pensando en renegociar los términos del contrato, se entrevistó en Nueva York con una firma de abogados y tuvo la amarga experiencia de regresar con las manos vacías y sintiéndose apabullado por la opulencia de los buffet, los vestidos de US$1.500 y los laptops último modelo. Sus antecesores fueron invitados en varias ocasiones a Miami con todo y gabinete, y la plana mayor del Sindicato a Costa Rica a gozar de las playas de la república vecina o sea que el negocio nunca contó con la oposición que ha caracterizado las decisiones recientes de la Gerencia de Emcali. Hasta diciembre de 1999 las Empresas Municipales dieron utilidades, pero cuando empezó el cobro de los US$4 millones mensuales, se prendiera o no la planta, y se dieron cuenta que era más rentable comprar la energía en Medellín a US$5 el kilowatio que producir gas, fue claro que los habían tumbado y que Termoemcali llevaría a Emcali a la quiebra. En 1999 Emcali entra en crisis; la interviene la Superintendencia de Servicios Públicos. Hay que darle el crédito a los gerentes que desenredaron el meollo y ahora que ya se vendió agradecerle a Susana y dejar los santos quietos no vaya ser que se nos despierten los fantasmas.