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Las invasiones de la pandemia

Este es otro dilema que tienen hoy gobernantes y autoridades y que al despertar en un mundo distinto después de la pandemia solo Dios sabe cómo se irá a resolver

30 de julio de 2020 Por: Angela Cuevas de Dolmetsch

La pandemia ha acentuado las invasiones ilegales. No se sabe si son los delincuentes que generan tropas de invasores para aprovechar cuando el gobierno local está ocupado tratando de dar solución a la enfermedad y a la muerte, o si las necesidades de vivienda son tan grandes que los menos favorecidos no tienen otra alternativa para conseguir el abrigo, un techo sobre sus cabezas, que hacerlo a la fuerza en aquellos terrenos que parecen baldíos.

El Bosque Municipal en el Oeste, los precipicios de la Vuelta al Cerezo que caen peligrosamente hacia el río, han sido invadidos en los últimos meses. Cuando le comuniqué al alcalde Jorge Iván Ospina, me dijo ¡Ay Dios! Él recibió un municipio con problemas gravísimos de desalojo en el Jarillón del río Cauca y está en el proceso de construir viviendas dignas en eco-aldeas productivas para aquellas personas que tienen vocación agrícola y que por razones de seguridad tienen que desocupar sus casa construidas sobre un terreno que en cualquier momento puede colapsar y causar grandes inundaciones en el oriente de Cali con consecuencias nefastas para la ciudad.

Alojar a los invasores sin políticas claras de vivienda del gobierno central es un dolor de cabeza para cualquier mandatario, desalojarlos en estos momentos de pandemia sería una violación de los derechos humanos. ¡Qué dilema para los pobres alcaldes!

Recuerdo hace unos años, hablando con María Eugenia Charles, en ese momento presidente de Dominica, que me dijo: el primer camino hacia la solución de la pobreza es que la persona tenga abrigo y eso solo se consigue con viviendas gratuitas sin hipotecas ni cuotas iniciales prohibitivas. Las mujeres Cabeza de Familia nos lo plantearon hace 20 años cuando se creó la eco-aldea Nashira y se hicieron por auto construcción las primeras casas en un lote donado por una fundación.

Luego vino Vargas Lleras como Ministro de Vivienda en la pasada administración con las casas sin costo alguno y en ese tiempo las invasiones disminuyeron. Varios gobiernos han propuesto políticas de titulación lo que resulta en que la gente sin un techo piense que si invaden después de un tiempo tendrán una casa propia. Situación que la aprovechan los invasores profesionales y a veces los políticos.

Hay que acordarse de que en Colombia como resultado de la guerra ha habido desplazamientos forzados y ahora tenemos a los venezolanos que han llegado en tumultos a una Colombia generosa de puertas abiertas, pero sin políticas para acogerlos. Al preguntarle a una mujer que se encarga de un comedor comunitario en Siloé, si la gente que no tenían que comer había recibido las ayudas del gobierno, su respuesta fue que la mayoría eran venezolanos y que no figuraban en las estadísticas. Este es otro dilema que tienen hoy gobernantes y autoridades y que al despertar en un mundo distinto después de la pandemia solo Dios sabe cómo se irá a resolver.

Sigue en Twitter @Atadol